Pablo Neruda et le Winnipeg II

Niños pasajeros del Winnipeg 1939.

“Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie.” Confieso que he vivido. Memorias. 1974.

Misión de amor (Pablo Neruda)

Yo los puse en mi barco.

Era de día y Francia
su vestido de lujo
de cada día tuvo aquella vez,
fue
la misma claridad de vino y aire
su ropaje de diosa forestal.
Mi navío esperaba
con su remoto nombre “Winnipeg”
Pero mis españoles no venían
de Versalles,
del baile plateado,
de las viejas alfombras de amaranto,
de las copas que trinan
con el vino,
no, de allí no venían,
no, de allí no venían.
De más lejos,
de campos de prisiones,
de las arenas negras
del Sahara,
de ásperos escondrijos
donde yacieron
hambrientos y desnudos,
allí a mi barco claro,
al navío en el mar, a la esperanza
acudieron llamados uno a uno
por mí, desde sus cárceles,
desde las fortalezas
de Francia tambaleante
por mi boca llamados
acudieron,
Saavedra, dije, y vino el albañil,
Zúñiga, dije, y allí estaba,
Roces, llamé, y llegó con severa sonrisa,
grité, Alberti! y con manos de cuarzo
acudió la poesía.

Labriegos, carpinteros,
pescadores,
torneros, maquinistas,
alfareros, curtidores:
se iba poblando el barco
que partía a mi patria.
Yo sentía en los dedos
las semillas
de España
que rescaté yo mismo y esparcí
sobre el mar, dirigidas
a la paz
de las praderas.

Yo reúno (Pablo Neruda)

Qué orgullo el mío cuando
palpitaba
el navío
y tragaba
más y más hombres, cuando
llegaban las mujeres
separadas
del hermano, del hijo, del
amor,
hasta el minuto mismo
en que
yo
los reunía,
… y el sol caía sobre el mar
y sobre
aquellos
seres desamparados
que entre lágrimas locas,
entrecortados nombres,
besos con gusto a sal,
sollozos que se ahogaban,
ojos que desde el fuego sólo
aquí se
encontraron;
de nuevo aquí nacieron
resurrectos,
vivientes,
y era mi poesía la bandera
sobre tantas congojas,
la que desde el navío los llamaba
latiendo y acogiendo
los legados
de la descubridora
desdicha,
de la madre remota
que me otorgó la sangre y la palabra.

Memorial de Isla Negra, Primera edición, Buenos Aires, Editorial Losada, 1964

El exilio español en Chile a bordo del Winnipeg cumple 80 años. (El Diario, 02/09/2019)

https://www.eldiario.es/internacional/exilio-espanol-Chile-Winnipeg-aceitunas_0_937906749.html

Isla Negra. Casa de Pablo Neruda. Los Españoles del Winnipeg.

Pablo Neruda et le Winnipeg I

Le Winnipeg en 1939.

Le 4 août 1939, environ 2 200 républicains espagnols embarquaient sur le bateau Winnipeg, un cargo de 9000 tonnes, battant pavillon canadien. Il partit du port français de Trompeloup, commune de Pauillac en Gironde. Le bateau fut affrété par le ministre des affaires étrangères chilien Abraham Ortega Aguayo, le poète Pablo Neruda qui avait été nommé consul spécial pour l’immigration républicaine espagnole et sa compagne argentine Delia del Carril. Il avait obtenu l’accord du président Pedro Aguirre Cerda malgré les pressions et critiques de la droite. Pablo Neruda devait embarquer en priorité des familles et des professions précises (artisans, ouvriers, techniciens), en tenant compte des besoins de l’économie chilienne. Le bateau avait été adapté pour le voyage dans les chantiers navals du Havre en juin et juillet 1939. Le voyage dura 30 jours. Le 2 septembre 1939, à la tombée de la nuit, il arriva à Valparaiso au Chili. Les réfugiés purent débarquer le 3 septembre. Ils furent reçus par les autorités civiles et militaires, les dirigeants politiques et syndicaux. Ces migrants s’intégrèrent parfaitement dans la société chilienne.

Confieso que he vivido. Memorias. 1974 (Pablo Neruda)

«Me gustó desde un comienzo la palabra Winnipeg. Las palabras tienen alas o no las tienen. Las ásperas se quedan pegadas al papel, a la mesa, a la tierra. La palabra Winnipeg es alada. La vi volar por primera vez en un atracadero de vapores, cerca de Burdeos. Era un hermoso barco viejo, con esa dignidad que dan los siete mares a lo largo del tiempo. Lo cierto es que nunca llevó aquel barco más de setenta u ochenta personas a bordo. Lo demás fue cacao, copra, sacos de café y de arroz, minerales. Ahora le estaba destinado un cargamento más importante: la esperanza. Ante mi vista, bajo mi dirección, el navío debía llenarse con dos mil hombres y mujeres. Venían de campos de concentración, de inhóspitas regiones, del desierto, del África. Venían de la angustia, de la derrota, y este barco debía llenarse con ellos para traerlos a las costas de Chile, a mi propio mundo que los acogía. Eran los combatientes españoles que cruzaron la frontera de Francia hacia un exilio que dura más de 30 años. La guerra civil -e incivil- de España agonizaba en esta forma: con gentes semiprisioneras, acumuladas por aquí y allá, metidas en fortalezas, hacinadas durmiendo en el suelo sobre la arena. El éxodo rompió el corazón del máximo poeta don Antonio Machado. Apenas cruzó la frontera se terminó su vida. Todavía con restos de sus uniformes, soldados de la República llevaron su ataúd al cementerio de Collioure. Allí sigue enterrado aquel andaluz que cantó como nadie los campos de Castilla.

Yo no pensé, cuando viajé de Chile a Francia, en los azares, dificultades y adversidades que encontraría en mi misión. Mi país necesitaba capacidades calificadas, hombres de voluntad creadora. Necesitábamos especialistas. El mar chileno me había pedido pescadores. Las minas me pedían ingenieros. Los campos, tractoristas. Los primeros motores Diesel me habían encargado mecánicos de precisión. Recoger a estos seres desperdigados, escogerlos en los más remotos campamentos y llevarlos hasta aquel día azul, frente al mar de Francia, donde suavemente se mecía el barco Winnipeg, fue cosa grave, fue asunto enredado, fue trabajo de devoción y desesperación. Se organizó el SERE, organismo de ayuda solidaria. La ayuda venía, por una parte, de los últimos dineros del gobierno republicano y, por otra, de aquella que para mí sigue siendo una institución misteriosa: la de los cuáqueros. Me declaro abominablemente ignorante en lo que a religiones se refiere. Esa lucha contra el pecado en que éstas se especializan me alejó en mi juventud de todos los credos y esta actitud superficial, de indiferencia, ha persistido toda mi vida. La verdad es que en el puerto de embarque aparecieron estos magníficos sectarios que pagaban la mitad de cada pasaje español hacia la libertad sin discriminar entre ateos o creyentes, entre pecadores o pescadores. Desde entonces cuando en alguna parte leo la palabra cuáquero le hago una reverencia mental.

Los trenes llegaban de continuo hasta el embarcadero. Las mujeres reconocían a sus maridos por las ventanillas de los vagones. Habían estado separados desde el fin de la guerra. Y allí se veían por primera vez frente al barco que los esperaba. Nunca me tocó presenciar abrazos, sollozos, besos, apretones, carcajadas de dramatismo tan delirantes. Luego venían los mesones para la documentación, identificación, sanidad. Mis colaboradores, secretarios, cónsules, amigos, a lo largo de las mesas, eran una especie de tribunal del purgatorio. Y yo, por primera y última vez, debo haber parecido Júpiter a los emigrados. Yo decretaba el último sí o el último No. Pero yo soy más sí que No, de modo que siempre dije sí. ‘ Pero, véase bien, estuve a punto de estampar una negativa. Por suerte comprendí a tiempo y me libré de aquel NO. Sucede que se presentó ante mí un castellano, paletó de blusa negra, abuchonada en las mangas. Ese blusón era uniforme en los campesinos manchegos. Allí estaba aquel hombre maduro, de arrugas profundísimas en el rostro quemado, con su mujer y sus siete hijos. Al examinar la tarjeta con sus datos, le pregunté sorprendido: -Usted es trabajador del corcho? -Sí, señor -me contestó severamente. -Hay aquí una equivocación -le repliqué-. En Chile no hay alcornoques. Qué haría usted por allá? -Pues, los habrá -me respondió el campesino. -Suba al barco -le dije-. Usted es de los hombres que necesitamos. Y él, con el mismo orgullo de su respuesta y seguido de sus siete hijos, comenzó a subir las escalas del barco Winnipeg. Mucho después quedó probada la razón de aquel español inquebrantable: hubo alcornoques y, por lo tanto, ahora hay corcho en Chile.

Estaban ya a bordo casi todos mis buenos sobrinos, peregrinos hacia tierras desconocidas, y me preparaba yo a descansar de la dura tarea, pero mis emociones parecían no terminar nunca. El gobierno de Chile, presionado y combatido, me dirigía un mensaje: «INFORMACIONES DE PRENSA SOSTIENEN USTED EFECTÚA INMIGRACIÓN MASIVA ESPAÑOLES. RUÉGOLE DESMENTIR NOTICIA O CANCELAR VIAJE EMIGRADOS.» Qué hacer? Una solución: Llamar a la prensa, mostrarle el barco repleto con dos mil españoles, leer el telegrama con voz solemne y acto seguido dispararme un tiro en la cabeza. Otra solución: Partir yo mismo en el barco con mis emigrados y desembarcar en Chile por la razón o la poesía. Antes de adoptar determinación alguna me fui al teléfono y hablé al Ministerio de Relaciones Exteriores de mi país. Era difícil hablar a larga distancia en 1939. Pero mi indignación y mi angustia se oyeron a través de océanos y cordilleras y el Ministro solidarizó conmigo. Después de una incruenta crisis de Gabinete, el Winnípeg, cargado con dos mil republicanos que cantaban y lloraban, levó anclas y enderezó rumbo a Valparaíso. Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie.»

Pablo Neruda. Août 1950.

Constantin Cavafy 1863 – 1933

Constantin Cavafis. v 1900. Alexandrie.

La lecture du roman d’Ersi Sotiropoulos Ce qui reste de la nuit, Stock, 2016, m’ a remis en mémoire les poèmes de Constantin Cavafy, particulièrement La ville. La traduction de Dominique Grandmont me paraît plus satisfaisante que celle de Marguerite Yourcenar, la première et la plus connue.

Le poète grec a fait un bref séjour de trois jours à Paris en juin 1897 avec son frère John.

La Ville

Tu as dit: «J’irai par une autre terre, j’irai par une autre mer.
Il se trouvera bien une autre ville, meilleure que celle-ci.
Chaque effort que je fais est condamné d’avance;
et mon cœur—tel un mort—y gît enseveli.
Jusqu’à quand mon esprit va-t-il endurer ce marasme?
Où que mes yeux se tournent, où que se pose mon regard,
je vois se profiler ici les noirs décombres de ma vie
dont après tant d’années je n’ai fait que ruines et gâchis».

Tu ne trouveras pas d’autres lieux, tu ne trouveras pas d’autres mers.
La ville te suivra partout. Tu traîneras
dans les mêmes rues. Et tu vieilliras dans les mêmes quartiers;
c’est dans ces mêmes maisons que blanchiront tes cheveux.
Toujours à cette ville tu aboutiras. Et pour ailleurs—n’y compte pas—
il n’y a plus pour toi ni chemin ni navire.
Pas d’autre vie: en la ruinant ici,
dans ce coin perdu, tu l’as gâchée sur toute la terre.

Traduction Dominique Grandmont, En attendant les barbares et autres poèmes, Gallimard, 2008.

Poème lu par Guillaume Gallienne.

https://www.youtube.com/watch?v=G2sP5bIar3c

John Donne II 1572 – 1631

John Donne; Copie d’un tableau d’ Isaac Oliver (1567-1617). 1616.  Londres, National Portrait Gallery..

John Donne est né le 22 janvier 1572 à Londres. Ce poète et prédicateur anglais est considéré comme le chef de file de la poésie métaphysique anglaise.

Il est élevé au sein d’une famille catholique. Sa mère, Elizabeth, est la fille de John Heywood, un proche parent de Thomas More (1478-1535). En 1593, son frère cadet, Henry, meurt de fièvre en prison. Il y a été enfermé pour avoir hébergé illégalement un prêtre. Sous le règne d’Élisabeth I (1558-1603), la persécution des catholiques est courante.

John Donne veut faire carrière dans les services de l’État et fait des études de droit. Étant catholique, il ne peut pas obtenir de diplôme. Mais, dans les années 1590, avant ou peu après la mort de son frère, il se convertit à l’anglicanisme.

En 1598, il devient le secrétaire du Garde des Sceaux, Thomas Egerton (lord Ellesmere). Bien qu’il soit très estimé par son protecteur, celui-ci le renvoie en 1601, pour avoir épousé en secret sa nièce, Ann More, agée de dix-sept ans.

Destitué, un temps emprisonné, John Donne partage alors avec sa femme, quatorze années très difficiles où se succèdent les œuvres de circonstance pour gagner la faveur de personnages influents. Ils ont douze enfants.

Il célèbre l’amour charnel en disant les choses crûment, mais sans jamais exclure la dimension spirituelle de l’union des amants.

Il est ordonné prêtre en 1615 et devient prédicateur à Lincoln’s Inn (1616-1621), puis doyen de la cathédrale Saint-Paul (1621). John Donne acquiert, grâce à ses Sermons, une grande renommée. En 1617, la mort de sa femme va accroître son obsession de la mort mais aussi sa ferveur religieuse. Il meurt le 31 mars 1631 après avoir prononcé devant Charles I (1625-1649) sa dernière prédication, «Le Duel de la mort».

Samuel Johnson, en 1744, dans The Lives of the Poets, regroupa les poètes métaphysiques anglais tels que George Herbert, Andrew Marvell, Thomas Traherne, Richard Crashaw ou Henry Vaughan sous le nom d’«École de Donne».

Sa poésie a été admirée, entre autres, par William Butler Yeats (Prix Nobel de Littérature 1923) et Thomas Stearns Eliot, (Prix Nobel de Littérature 1948)

Reste, ô ma douce, ne te lève pas! (John Donne)

Reste, ô ma douce, ne te lève pas!
La Lumière qui brille vient de tes yeux;
Ce n’est pas le jour qui perce; c’est mon cœur qui est percé,
Parce que toi et moi devons nous séparer
Reste, ou sinon toute joie chez moi mourra
Et périra dans sa prime enfance.

C’est vrai, c’est le jour: Que pourrait-ce être d’autre?
Ô, vas-tu disparaître à mes yeux?
Pourquoi devrions-nous nous éloigner parce qu’il fait jour?
Nous sommes-nous couchés parce qu’il faisait nuit?
L’Amour, qui en dépit de l’obscurité, nous conduisit ici,
Devrait, en dépit du jour, nous garder unis.

La Lumière n’a pas de langue, mais elle est tout regard
Si elle pouvait parler aussi bien qu’espionner,
Sa langue ne pourrait être pire
Que de dire: “Je me sens bien ici, je resterais volontiers
J’aime tant mon coeur et mon honneur
Que je ne m’éloignerais pas de lui qui les a tous les deux”

En résulte-t-il que tu dois arrêter tes activités?
Oh! c’est la pire des plaies de l’amour!
La pauvreté, le faible d’esprit, les fripouilles, l’amour peut
Les admettre, mais pas l’homme -à-ses-affaires,
Celui qui fait des affaires et fait l’amour, fait les deux
mal, comme l’homme marié qui court la prétentaine.

(Traduction française: Gilles de Sèze.)

Stay, O sweet, and do not rise!

Stay, O sweet, and do not rise!
The light that shines comes from thine eyes;
The day breaks not: it is my heart,
Because that you and I must part.
Stay! or else my joys will die,
And perish in their infancy.

‘Tis true, ’tis day: what though it be?
O, wilt thou therefore rise from me?
Why should we rise because ’tis light?
Did we lie down because ’twas night?
Love, which in spite of darkness brought us hither,
Should in despite of light keep us together.

Light hath no tongue, but is all eye.
If it could speak as well as spy,
This were the worst that it could say:
That, being well, I fain would stay,
And that I lov’d my heart and honour so,
That I would not from him, that had them, go.

Must business thee from hence remove?
Oh, that’s the worse disease of love!
The poor, the fool, the false, love can
Admit, but not the busied man.
He, which hath business, and makes love, doth do
Such wrong, as when a married man doth woo.

John Donne I 1572 – 1631

Portrait de John Donne (artiste inconnu) vers 1595. Londres, National Portrait Gallery.

No Man is an Island

No man is an island entire of itself; every man
is a piece of the continent, a part of the main;
if a clod be washed away by the sea, Europe
is the less, as well as if a promontory were, as
well as any manner of thy friends or of thine
own were; any man’s death diminishes me,
because I am involved in mankind.
And therefore never send to know for whom
the bell tolls; it tolls for thee.

(Version: anglais ancien)
No man is an Iland, intire of itselfe; every man
is a peece of the Continent, a part of the maine;
if a Clod bee washed away by the Sea, Europe
is the lesse, as well as if a Promontorie were, as
well as if a Manor of thy friends or of thine
owne were; any mans death diminishes me,
because I am involved in Mankinde;
And therefore never send to know for whom
the bell tolls; It tolls for thee.

MEDITATION XVII. Devotions upon Emergent Occasions, 1624.

Nul homme n’est une île,
complète en elle-même;
chaque homme est un morceau du continent, une part de l’ensemble;
si un bout de terre est emporté par la mer, l’Europe
en est amoindrie, comme si un promontoire l’était,
comme si le manoir de tes amis ou le tien l’était.
La mort de chaque homme me diminue,
car je suis impliqué dans l’humanité.
N’envoie donc jamais demander pour qui la cloche sonne:
elle sonne pour toi.

Méditations en temps de crise. Rivages, 2002. Traduit de l’anglais par Franck Lemonde.

Charles Baudelaire

Portrait de Charles Baudelaire (Édouard Manet) 1865 Château de Compiègne

Charles BAUDELAIRE est mort le 31 août 1867, malade de la syphilis. Il avait 46 ans. il est enterré au cimetière du Montparnasse (6 ème division), dans la même tombe que son beau-père détesté, le général Aupick, et sa mère Caroline.

Le crépuscule du matin

La diane chantait dans les cours des casernes,
Et le vent du matin soufflait sur les lanternes.

C’était l’heure où l’essaim des rêves malfaisants
Tord sur leurs oreillers les bruns adolescents ;
Où, comme un oeil sanglant qui palpite et qui bouge,
La lampe sur le jour fait une tache rouge ;
Où l’âme, sous le poids du corps revêche et lourd,
Imite les combats de la lampe et du jour.
Comme un visage en pleurs que les brises essuient,
L’air est plein du frisson des choses qui s’enfuient,
Et l’homme est las d’écrire et la femme d’aimer.

Les maisons çà et là commençaient à fumer.
Les femmes de plaisir, la paupière livide,
Bouche ouverte, dormaient de leur sommeil stupide ;
Les pauvresses, traînant leurs seins maigres et froids,
Soufflaient sur leurs tisons et soufflaient sur leurs doigts.
C’était l’heure où parmi le froid et la lésine
S’aggravent les douleurs des femmes en gésine ;
Comme un sanglot coupé par un sang écumeux
Le chant du coq au loin déchirait l’air brumeux ;
Une mer de brouillards baignait les édifices,
Et les agonisants dans le fond des hospices
Poussaient leur dernier râle en hoquets inégaux.
Les débauchés rentraient, brisés par leurs travaux.

L’aurore grelottante en robe rose et verte
S’avançait lentement sur la Seine déserte,
Et le sombre Paris, en se frottant les yeux,
Empoignait ses outils, vieillard laborieux.

Les Fleurs du Mal. Tableaux parisiens. 1857.

Les Fleurs du Mal (Charles Baudelaire). Illustration de Charles Meunier. Paris, 1900

Federico García Lorca

Federico García Lorca

4. Alma ausente

A mi querida amiga Encarnación López Júlvez

No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce ni el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.

No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.

La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.

Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, 1934

4. Âme absente

A ma chère amie Encarnación López Júlvez

Ni le taureau ni le figuier ne te connaissent,
ni les chevaux ni les fourmis de ta maison.
Ni l’enfant ni le soir ne te connaît
parce que tu es mort pour toujours.

Ni l’arête de la pierre ne te connaît,
ni le satin noir où tu te défais,
ni ton souvenir muet ne te connaît
parce que tu es mort pour toujours.

L’automne viendra avec ses conques,
raisins de nuages et cimes regroupées,
Mais nul ne voudra regarder dans tes yeux
parce que tu es mort pour toujours.

Parce que tu es mort pour toujours,
comme tous les morts de la Terre,
comme tous les morts qu’on oublie
dans un amas de chiens éteints.

Nul ne te connaît plus. Non. Pourtant, moi, je te chante.
Je chante pour des lendemains ton allure et ta grâce.
La maturité insigne de ton savoir.
Ton appétit de mort et le goût de sa bouche.

La tristesse que cachaient ta joie et ta bravoure.
Il tardera longtemps à naître, s’il naît un jour,
un Andalou si noble, si riche d’aventures.
Je chante son élégance sur un ton de plainte
et je me souviens d’une brise triste dans les oliviers.

Chant funèbre pour Ignacio Sánchez Mejías

(Traduction en français, Sylvie Corpas et Nicolas Pewny)

Enrique Morente. 2009.

https://www.youtube.com/watch?v=W2Q2aMgMfvc

Valery Larbaud II 1881 – 1957

Valery Larbaud.

Valery Larbaud est un écrivain français original de la première partie du XX ème siècle. Il est à la fois poète, romancier, essayiste et traducteur. Il a écrit sous les pseudonymes d’ Archibald-Orson Barnabooth, L. Hagiosy, X. M. Tourmier de Zamble.
Né le 29 août 1881 à Vichy, il est le fils unique de Nicolas Larbaud, pharmacien de profession et d’Isabelle Bureau des Étivaux, fille d’un avocat et militant républicain. Son père meurt en 1889. Il est donc élevé dans une certaine rigueur protestante par sa mère et sa tante. En Bourbonnais, l’enfant vit entre trois demeures: une maison avenue Victoria à Vichy, une villa à Saint-Yorre et la propriété de Valbois près de Saint-Pourçain-sur-Sioule. La fortune familiale (son père était propriétaire de la source Vichy Saint-Yorre) lui assure une vie aisée. Il obtient une licence ès-lettres en 1908. En décembre 1908, il fait publier Poèmes par un riche amateur sans faire connaître sa véritable identité. Il se convertit au catholicisme en 1910.
Valery Larbaud parcourt l’Europe entière à grands frais: Paquebots de luxe, Orient-Express, grands hôtels. Il mène une vie de dilettante, de dandy. Il fréquente Montpellier l’hiver et se rend dans de nombreuses stations thermales pour se soigner.
En 1911, son roman Fermina Márquez, consacré aux amours de l’adolescence, obtient quelques voix au Prix Goncourt. Valery Larbaud parle anglais, allemand, italien et espagnol. Il fait connaître en France de nombreuses grandes œuvres étrangères: Samuel Butler, James Joyce, Ramón Gómez de la Serna entre autres. Il rencontre James Joyce en 1920. La première traduction française d’Ulysse a été commencée dès 1924 par Auguste Morel, assisté par Stuart Gilbert. Elle a été entièrement revue par Valery Larbaud et James Joyce et publiée par La maison des Amis des Livres d’Adrienne Monnier en 1929.
Á Vichy, il reçoit ses amis: Charles-Louis Philippe, André Gide, Léon-Paul Fargue et G. Jean-Aubry, son biographe. Il oeuvre à la notoriété de Charles-Louis Philippe ou d’Henry J.M. Levet, deux auteurs morts jeunes. Á Paris, de 1919 à 1937, il habite un petit immeuble au 71, rue du Cardinal-Lemoine. James Joyce et sa famille y logent quand il est absent.

En novembre 1935, il est atteint d’hémiplégie et d’aphasie. Il passe les vingt-deux dernières années de sa vie, cloué dans un fauteuil. Il sera pendant des années soigné par son ami, le professeur Théophile Alajouanine, spécialiste des aphasies, qui écrira aussi sa biographie. Ayant dépensé sa fortune, il doit revendre ses propriétés et sa bibliothèque de quinze mille volumes en 1948 en viager à la ville de Vichy, sa ville natale.

Il est mort le 2 février 1957 et est enterré au cimetière des Bartins à Vichy. Cet écrivain attachant est plus qu’un «riche amateur» , qu’un « citoyen des wagons-lits ».

Oeuvres:

  • Les Portiques (1896)
  • Poèmes, par un riche amateur, ou Oeuvres françaises de M. Barnabooth (1908)
  • Fermina Marquez (l910)
  • A.O. Barnabooth: Journal d’un milliardaire (1913)
  • A.O. Barnabooth. Ses oeuvres complètes, c’est à dire un conte, ses poésies, et son journal intime (1913) 
  • Enfantines (l 918)
  • Beauté, mon beau souci… (1920)
  • Amants, heureux amants… (1921)
  • Mon plus secret conseil… (1923)
  • Ce vice impuni, la lecture (l924)
  • Septimanie (1925)
  • Ce vice impuni, la lecture. Domaine anglais (l 925)
  • 200 chambres, 200 chambres de bains (l926)
  • Allen (l 927)
  • Jaune, Bleu, Blanc. (1927)
  • Aux couleurs de Rome (l 938)
  • Ce vice impuni, la lecture. Domaine français (l941)
  • Sous l’invocation de de Saint Jérôme (Portrait de saint Jérôme du Greco. Collection Frick de New York (1946)
  • Gaston d’Ercoule (1952)

«Cueille ce triste jour d’hiver sur la mer grise,
D’un gris doux, la terre est bleue et le ciel bas
Semble tout à la fois désespéré et tendre;»

Carpe diem, Lucrin, 1903.

Valery Larbaud I 1881 – 1957

Valery Larbaud. Vers 1900.

En 1905, une amie le relançant de Mannheim, Valery Larbaud exprime le désir et la nécessité d’un voyage en Suède. Par Paris, Liège et Cologne, il atteint Mannheim le 10 août. Le lendemain, le couple est à Hambourg, le surlendemain à Kiel. De là, il va à Copenhague où il demeure une semaine. Pélerinage shakespearien au rivage d’Elseneur le 25 août. Par Kronenberg, les voyageurs gagnent Stockholm en bateau. Ils y restent une semaine, puis vont passer trois jours dans une auberge à Finja. Au début septembre, par Malmoe, ils reviennent à Copenhague. On trouve trace de ce voyage dans le poème Stockholm ainsi que dans A.O. Barnabooth: Journal intime d’un milliardaire.

Stockholm

Fillettes qui vendez les journaux, court-vêtues,
En bleu clair avec des cols marins blancs,
Vous revoilà, toujours pour moi mystérieuses.
On ne sait : vous avez entre douze et vingt ans;
On se demande si vous avez des amoureux;
Vous vous ressemblez non seulement de costume,
Mais de visage, beaux visages blancs, brillants,
Aux traits aimablement durs, aux yeux farouches et bleus.
Il y a quelques années, je fus amoureux de vous toutes,
Comme j’ai été amoureux des bouquetières romaines,
Des jeunes filles de l’île de Marken, qu’on va voir d’Amsterdam,
Des paysannes de Corfou, et même aussi
D’une fausse bohémienne joueuse d’orgue de Barbarie à Londres.
Le déguisement émeut toujours mon cœur de poète,
Et votre vue me fait imaginer des aventures.

Djürgarden, jardins pâles loin des longs quais de pierres
Grises d’un gris si doux, si pur et estival!
Je veux errer dans ces bocages, le long de ces théâtres,
Le cœur tout alourdi de calorie-punch glacé.
J’irai dans les jardins des restaurations
Où des messieurs enivrés dorment sur les tables;
J’irai entendre là les derniers airs de Berlin.
Et puis je regarderai l’étalage merveilleux
Du marchand de phonographes qui est au coin de l’Arsenalsgatan
Et la statue de Charles XII me sourira dans les verdures de cette place ombreuse et douce
Où j’ai souffert.

Stromparterren, place où l’on boit, au bord des eaux,
Comme dans l’eau, et sous un pont, sous des feuillages,
Le soir, du calorie-punch, et des liqueurs que l’on ne sert,
Qu’en flacons d’un quart de litre, qu’il faut bien vider!
Cela est la plus douce chose de Stockholm.
Cela fait penser à Venise et à des soirs sur la Tamise,
Et c’est plus beau que les marchandes de journaux…
Et, pour vous garantir de l’humidité des soirs,
On vous fait envelopper d’une couverture de laine
D’un rouge éclatant, en sorte
Que les dames sont toutes des petits Chaperons-Rouges.

1905

A.O. Barnabooth, Ses Oeuvres complètes, c’est-à-dire un Conte, ses Poésies et son Journal intime. 1913.

Olivier Barrot

J’ai lu avec plaisir ces derniers jours Boréales d’Olivier Barrot (Gallimard, 2019)
Après Mitteleuropa (2015), cette Europe centrale dont sa mère était originaire, et United States (2017), Olivier Barrot nous invite à un voyage imaginaire en Suède. Nous découvrons avec lui des paysages, des personnages d’hier et d’aujourd’hui: sportifs, écrivains, cinéastes, peintres, acteurs et surtout actrices.

Deux passages significatifs:

«Combien d’années depuis cet autre voyage en Suède, en automobile depuis Paris cette fois, hivernal, étendu jusqu’à la Norvège? Des heures de parcours entre lacs gelés et forêts de sapins, paysage immuable, sans fin, semé de fermes isolées que j’imagine peuplées de personnages comme chez Strinberg ou Tchékhov, dans une attente existentielle. Julien Gracq, je me remémorais un passage de ses Lettrines, s’était lassé de ces étendues boisées, monotones et obsédantes à ses yeux. Un col frontière, aucune différence d’un bord à l’autre. Noël est passée, mais on n’a pas encore retiré les décorations et les banderoles de fêtes. Seule la neige de la route a commencé de fondre. La haute église, de brique évidemment, n’ offre que portes closes et stalactites. J’arrête le moteur. Une unique sonorité me parvient, le croassement des corbeaux. Me reviennent ces mots de ma mère, il y a si longtemps: «Tu n’aimes que les choses sinistres.» Elle m’avait lu Nils Holgersson de Selma Lagerlöf dans une édition illustrée en couleurs, d’où provient aussi peut-être mon attrait de toujours pour cette région du monde.»

« Bergman ou la métonymie. Je perçois son nom comme synonyme de celui de son pays, d’autant que c’est aussi celui d’Ingrid. (…) Oui, Bergman, ou la révélation. Un demi-siècle que je vis son œuvre, qui m’est dévoilée à peu près en même temps que les toiles de Magritte et les romans de Modiano, puissances tutélaires définitives. Je crois que Bergman a fait entrer l’être, l’ontologie dans le cinéma. »

Le passage concernant Fanny et Alexandre d’Ingmar Bergman a attiré mon attention. En 1981, TF1 et Gaumont ont participé à la coproduction de ce film et Olivier Barrot s’est rendu sur le lieu du tournage avec Daniel Toscan de Plantier pour rencontrer le réalisateur suédois. J’ai revu ce film récemment à Paris au cinéma Arlequin dans sa version longue pour la télévision. Il était projeté en deux parties: la première de 2h51 (actes I, II et III) et la seconde de 2h26 (actes IV et V), soit un total de 317 minutes. J’avais vu ce film en 1982 dans une version de 188 minutes.

Il cite aussi un poème de Valéry Larbaud Stockholm. Je l’avais recherché sur Google et je ne l’avais pas trouvé. Deux jours plus tard, nous sommes allés en famille à Pont-Croix. Il y avait une brocante sur la place principale. J’y ai trouvé un Pléiade en piètre état des oeuvres de cet auteur attachant. Je l’ai acheté et j’ai pu lire le poème en entier.

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