Homère

Gustave Flaubert jeune.

Gustave Flaubert, Dictionnaire des idées reçues. Editions Conard, 1913.

” Homère. N’a jamais existé. — Célèbre par sa façon de rire : un rire homérique.”

Portrait imaginaire d’Homère aveugle. Paris, Louvre.

Sit tibi terra levis

Un ami est parti ce matin. Triste Noël. Adieu, Luc!

Tibulle (en latin Albius Tibullus), né vers 54 ou 50 av. J.-C. et mort en 19-18 av. J.-C..

Tibulle (Elégies, 2, 4, 50):

«Et bene, discedens dicet, placideque quiescas,
Terraque securae sit super ossa levis.»

«Il s’éloignera en disant: «Dors en paisible repos!
Sois tranquille, et que la terre soit légère à tes os!»

Jean Giono.

Jean Giono, L’histoire de Monsieur Jules (L’oiseau bagué):

«Au fond, dans la vie, on a tant de besoin de consolation, de tendresse, de main sur les yeux; et toujours à faire le rodomont et le narquois au milieu du jour, et à rouler ses bras et à bomber sa poitrine, en criant moi, moi, moi, comme si l’on était capable de raser à la main les forêts de toutes les montagnes, et puis, pas plutôt caché, on pleure dans ses doigts.»

11 novembre 2018

Le monument aux morts de Gentioux, d’inspiration pacifiste, est situé dans la commune de Gentioux-Pigerolles dans la Creuse.

Le monument fait figurer un enfant le poing tendu vers l’inscription « Maudite soit la guerre », symbolisant la douleur et la révolte après la perte d’un père lors de la Première Guerre mondiale. (Jules Pollacchi, 1922)

Guillaume Apollinaire – Aragon

Portrait de Guillaume Apollinaire, [La-Rue-des-Bois], août 1908. (Pablo Picasso).
Moitié supérieure. Fusain sur papier. Musée national Picasso-Paris. Dation Pablo Picasso 1979.
Moitié inférieure. Fusain sur papier. Musée national Picasso-Paris. Don Maya Widmaier-Picasso 2014.

Louis Aragon.

Guillaume Apollinaire

Portrait de Guillaume Apollinaire au chapeau à melon à Cologne. 1902 (Anonyme) Musée national Picasso-Paris. Dation Dora Maar 1998.

Guillaume Albert Vladimir Alexandre Apollinaire de Kostrowitzky, dit Guillaume Apollinaire est mort à Paris le 9 novembre 1918, il y a 100 ans. Il avait 38 ans.

Si je mourais là-bas…

Si je mourais là-bas sur le front de l’armée
Tu pleurerais un jour ô Lou ma bien-aimée
Et puis mon souvenir s’éteindrait comme meurt
Un obus éclatant sur le front de l’armée
Un bel obus semblable aux mimosas en fleur

Et puis ce souvenir éclaté dans l’espace
Couvrirait de mon sang le monde tout entier
La mer les monts les vals et l’étoile qui passe
Les soleils merveilleux mûrissant dans l’espace
Comme font les fruits d’or autour de Baratier

Souvenir oublié vivant dans toutes choses
Je rougirais le bout de tes jolis seins roses
Je rougirais ta bouche et tes cheveux sanglants
Tu ne vieillirais point toutes ces belles choses
Rajeuniraient toujours pour leurs destins galants

Le fatal giclement de mon sang sur le monde
Donnerait au soleil plus de vive clarté
Aux fleurs plus de couleur plus de vitesse à l’onde
Un amour inouï descendrait sur le monde
L’amant serait plus fort dans ton corps écarté

Lou si je meurs là-bas souvenir qu’on oublie
– Souviens-t’en quelquefois aux instants de folie
De jeunesse et d’amour et d’éclatante ardeur –
Mon sang c’est la fontaine ardente du bonheur
Et sois la plus heureuse étant la plus jolie

Ô mon unique amour et ma grande folie

La nuit descend
On y pressent
Un long destin de sang

Guillaume APOLLINAIRE, Poèmes à Lou (1947).

Poème composé à Nîmes le 30 janvier 1915.

Louise de Coligny-Châtillon 1881-1963.

Franz Kafka

Franz Kafka, 1910.

Franz Kafka, Le Château.

« – Je manquerai la personne que j’attends, dit K. en hochant la tête…
– Vous la manquerez de toute façon, que vous attendiez ou non, dit le Monsieur…
– Alors j’aime mieux la manquer en l’attendant, dit K.»

Epigraphe: Le Vent noir. Julliard, 1947. Gallimard, 1956. Le Seuil, 1983.

La Dama de Elche

Dama de Elche. Madrid, Museo Arqueológico Nacional.

El País, 30/10/2018

La Dama de Elche, de reina mora a icono patriótico del franquismo

La arqueóloga Carmen Aranegui publica un estudio que recorre la historia de la joya del arte ibérico y tercia sobre su posible traslado

“La Dama de Elche tiene la gloria de una reina y posee el atractivo de un ángel con la fuerza de una amazona”. Salvador Dalí ha sido uno de los artistas rendidos a la belleza de esta figura. Han pasado 121 años desde que la joya del arte ibérico fue descubierta en una finca de La Alcudia, a tres kilómetros de Elche. Aupada como esencia de España, tanto en la República como, sobre todo, en el franquismo, la idolatría hacia esta escultura del siglo IV antes de Cristo propició “un grado de manipulación tal que incluso llegó a alejar a los investigadores de su estudio un tiempo”, dice a EL PAÍS la arqueóloga Carmen Aranegui Gascó, catedrática emérita de la Universidad de Valencia, que ha publicado La Dama de Elche (editorial Marcial Pons). En este libro, lamenta que de la Dama “hayan interesado más los aspectos sentimentales que el estudio de su contexto”.

Ese momento clave fue el 4 de agosto de 1897, cuando unos peones agrícolas instalaban un regadío y plantaban granados en la finca de La Alcudia. El busto apareció como una pieza reaprovechada dentro de una pared. Tras ser mostrada unos días en Elche, “la reina mora”, como la llamaron los ilicitanos, partió a París. “La arqueología internacional tenía una visión romántica de España como lugar exótico, de antiguas tradiciones”, explica la profesora Aranegui. Casualmente, un hispanista francés, Pierre Paris, que acudía cada verano a España, estaba en Elche y se movió rápido. Contactó con un banquero que pagó 4.000 francos al dueño del terreno, que ya había vendido otros hallazgos, y con los responsables del Louvre.

Por parte española, el arqueólogo Pedro Ibarra, cronista del descubrimiento, lo había comunicado “a la Real Academia de la Historia y a las autoridades de patrimonio, pero el 8 de agosto fue asesinado el presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo, lo que dificultó cualquier respuesta oficial”, explica Aranegui.

El busto (“hay quien ha teorizado que era parte de una mujer sentada o en pie, pero defiendo que no es así”) recibe en Francia el nombre de “dama” porque “los anticuarios de la época habían empezado a sustituir el nombre de Venus, con el que se bautizaba a las representaciones que se encontraban, por algo más acorde con los tiempos”.

Uso funerario
Se suceden las investigaciones, como las que han apuntado que la Dama es una diosa, algo que Aranegui, que comisarió hace 20 años una gran exposición sobre arte ibérico en París, descarta: “Creo que es una representación de los valores de las élites de aquella sociedad”. También recuerda un dato conocido, su uso funerario. “Se analizó su hueco de la parte posterior y se sabe que contuvo cenizas y restos de combustión de huesos humanos”.

¿Quién talló semejante maravilla hace casi 2.500 años? “Una aportación de mi libro es que al estudiar el conjunto de La Alcudia se deduce que hubo un taller de muy buenos escultores en lo que era la ciudad ibérica de Ilici. Hoy, un 80% del yacimiento está sin excavar”. El autor de la Dama fue minucioso en los detalles. “Destaca el tratamiento del rostro, enmarcado en joyas, pero el objetivo del artista fue describir la joyería y las telas de la vestimenta. No le interesó el lenguaje de la expresión anatómica”.

El rostro hierático de la Dama seguía en el Louvre, a pesar de que la España republicana reclamaba su devolución. “En producciones teatrales de Alberti y María Teresa León, España estaba personificada como la Dama. Y Margarita Xirgu se vistió, en el exilio, como la estatua para la Numancia de Cervantes. Las negociaciones continuaron tras la Guerra Civil. La España de la dictadura y la Francia colaboracionista de Vichy llegaron a un acuerdo, tras un tira y afloja por el intercambio de piezas. “En el difícil equilibrio de Pétain, quería acercarse a España para que Franco fuera más neutral, menos amistoso con el Eje, y pensó que, devolviendo la Dama, así  sucedería”.

El regreso y su exposición en el Prado, desde junio de 1941, marcan el principio de la retirada de la bibliografía internacional. “Se despliega la propaganda de que España es una civilización sin rival en cuanto a su antigüedad”. Su imagen se multiplica en sellos, rótulos, marcas…

El bloque de arenisca, de 65 kilos de peso y 56 centímetros de altura, permanece en la pinacoteca hasta 1971, cuando es trasladada “escoltada y en taxi” al Museo Arqueológico para realzar un centro que necesitaba una estrella. Allí sigue con su mirada penetrante. ¿Puede trasladarse para exposiciones temporales, como se hizo, en 1965, a Elche? “La pieza está estabilizada en su conservación, con precauciones no tiene por qué ser un obstáculo”. Sin embargo, la profesora Aranegui teme que al plantear esta cuestión suceda como otras veces, “cuando lo identitario irrumpe, la Dama pierde”.

https://elpais.com/cultura/2018/10/17/actualidad/1539790920_448962.html

Brigades Internationales

Cimetière de Draveil (Essonne).
Cimetière de Draveil (Essonne)
Cimetière de Draveil (Essonne)

Cimetière de Draveil (Essonne) dimanche 28 octobre 2018. Stèle en l’honneur des Brigades Internationales.

Le 28 octobre 1938, la République Espagnole, dissout les Brigades internationales. Leurs membres sont renvoyés chez eux. Sur les 30 à 35 000 engagés, 10 000 ont trouvé la mort, 8 000 sont portés disparus, des milliers ont été blessés.

Cérémonie d’adieu aux Brigades Internationales. Les Masies. 25 octobre 1938 (Robert Capa).

Georges Clémenceau (1841-1929)

Mary Clemenceau (Ferdinand Roybet 1840-1920).

Mary Elizabeth Plummer (1849 – 1922) était l’épouse d’origine américaine de Georges Clemenceau. Celui-ci arriva aux États-Unis en 1865, après avoir fui la France en raison de son implication dans la lutte contre le régime de Napoléon III. Il enseigna dans un collège pour jeunes filles à Stamford (Connecticut), où Mary Elizabeth Plummer étudiait. Ils se marièrent en 1869 et déménagèrent en France un an plus tard. Ils auront trois enfants (Madeleine, Thérèze Juliette et Michel William Benjamin). Mary Elisabeth Plummer et Clemenceau se séparèrent en 1876 et divorcèrent en 1891.

Bien que Clemenceau se vantât de plusieurs centaines conquêtes féminines, lorsque sa femme se prit pour Madame de Rénal et le trompa avec le précepteur de leurs enfants, il la mit en prison pendant deux semaines à la prison Saint-Lazare où l’on enfermait prostituées et femmes adultères. Il la renvoya aux États-Unis sur un bateau à vapeur en troisième classe,  divorça et obtint la garde de leurs enfants et la déchéance de sa nationalité française. Revenue vivre en France, mais restée perturbée psychologiquement par ces événements conjugaux particulièrement humiliants, l’ex-Madame Georges Clemenceau mourut seule le 13 septembre 1922, dans son appartement parisien, au 208 rue de la Convention.  Elle fut enterrée au cimetière de Bagneux avec une concession pour 5 ans. Sa tombe a aujourd’hui disparu.

Georges Clémenceau (Edouard Manet). 1879-80. Paris, Musée d’ Orsay.

Simone Weil y la memoria histórica

Madrid, Calle de la filósofa Simone Weil. Puente de Vallecas.

Depuis 2017, Simone Weil a une rue à son nom à Madrid.

El País, 19/10/2018

      Simone Weil y la memoria histórica

(Alejandro del Río Herrmann, editor en la editorial Trotta, que publica las obras de Simone Weil.)

La pensadora francesa, sin renunciar a su pacifismo, no pudo evitar tomar partido en la Guerra Civil española

La reciente inclusión en el callejero de Madrid del nombre de Simone Weil, en el marco de la aplicación de la conocida como Ley de Memoria Histórica, da pie para evocar el breve paso de la pensadora francesa por la Guerra Civil española y reflexionar sobre el significado de esa experiencia.

Simone Weil llega a Barcelona el 9 de agosto de 1936 gracias a un carnet de periodista. Como escribirá más tarde a Georges Bernanos, lo único que la horrorizaba más que la guerra era permanecer en la retaguardia; sin renunciar a su pacifismo, no puede evitar tomar partido. Además, viene a España movida todavía por la esperanza en una revolución y queriendo conocer de primera mano los cambios sociales que están acometiendo los anarquistas. En Barcelona se entrevista con Andrés Nin y Julián Gorkin, dirigentes del POUM. Gorkin rechaza su descabellado plan de internarse en las líneas enemigas para averiguar el paradero de Joaquín Maurín en Galicia. Finalmente, consigue enrolarse en las milicias de la CNT y va a Pina de Ebro, donde se incorpora a un pequeño grupo internacional dentro de la columna Durruti. Participa en varias misiones peligrosas, aunque no llega a disparar el fusil que ha aprendido a manejar. En su Diario de guerra anota: “Un hermoso día. Si me cogen, me matarán… Pero nos lo merecemos. Los nuestros han vertido mucha sangre. Soy moralmente cómplice”. Esta lacerante mala conciencia no la abandonará ya. En Pina pregunta a los campesinos por los asuntos que los afectan, la colectivización de los cultivos y de la producción, sus condiciones de vida tras el estallido de la guerra, y escucha sus opiniones sobre el servicio militar, el cura del pueblo o los propietarios. Un desafortunado accidente la obliga a regresar a Barcelona, donde la esperan sus padres, que la habían seguido hasta allí. Solo ha estado unos pocos días en el frente de batalla. Después de unas semanas de convalecencia, deja España el 25 de septiembre. No volverá más.

Los “crímenes de España”, que reaparecen transfigurados en su propia lectura de otros conflictos, como la guerra de Troya o la cruzada albigense, constituirán desde entonces para Simone Weil la evidencia ejemplar del “postulado” de que “se es siempre bárbaro con los débiles”. Su conmoción fue grande cuando encontró plasmada su misma experiencia de la guerra civil española por un escritor del lado contrario, el católico Georges Bernanos. A raíz de su lectura en 1938 de Los grandes cementerios bajo la luna, donde Bernanos denuncia la represión franquista de la que fue testigo en la isla de Mallorca, Simone Weil le escribe una carta que cabe entender como un ejercicio de memoria histórica.

Sin incurrir en una neutralidad indiferente, intenta comprender el común destino que une a las facciones enfrentadas

Lo que le importa a Simone Weil es el carácter moral con el que afrontar una peculiar atmósfera, “ese olor a guerra civil, a sangre y a terror que desprende su libro”, como le dice a Bernanos. ¿Se deja uno llevar por ese clima, por esa “mística” o “religión de la fuerza”, en palabras del segundo? ¿O se es capaz de resistir a la embriaguez que procura el uso de la fuerza cuando se tiene el poder de ejercerla y se está legitimado a hacerlo? La mirada de Weil, como la de Bernanos, se fija ante todo en los de su propio bando, en aquellos por los que ha tomado partido y cuyas ideas y principios comparte.

No deja de luchar a su lado ni de defender su causa. Pero adopta una determinada posición moral que le exige hacer una lectura distinta de los acontecimientos; una lectura hecha a un tiempo de participación y de distancia. Sin incurrir en una neutralidad indiferente o culpable, asume una tarea de memoria consistente en comprender el común destino que une en una misma condición a las facciones enfrentadas. En este sentido le dice a Bernanos: “Está usted más próximo de mí, sin punto de comparación, que mis camaradas de las milicias de Aragón…, esos camaradas a los que, no obstante, yo amaba”.

En un ensayo concebido por esa misma época, La Ilíada o el poema de la fuerza,Simone Weil comenta la “extraordinaria equidad” que inspira al autor del poema: vencedores y vencidos despiertan en él la misma piedad, “apenas sentimos que el poeta es griego y no troyano”. En el tono de inconsolable amargura que baña la Ilíada, que ni desprecia ni ensalza, trasluce el conocimiento de la fuerza, que doblega a todos por igual, unas veces a unos, otras a otros. Una lectura a contrapelo de la historia, que haga memoria de los vencidos, hará bien en tener en cuenta la triple advertencia con la que Simone Weil concluye su ensayo: “No admirar nunca la fuerza, no odiar a sus enemigos y no despreciar a los desdichados”.

Simone Weil.