Antonio Machado

Antonio Machado. v. 1927 (Alfonso).

Juan de Mairena II (1936-1938), LXXXVII

“En esta egregia Barcelona -hubiera dicho Juan de Mairena en nuestros días-, perla del mar latino, y en los campos que la rodean, y que yo me atrevo a llamar virgilianos, porque en ellos se da un perfecto equilibrio entre la obra de la Naturaleza y la del hombre gusto releer a Juan Maragall, a Mosén Cinto, a Ausias March, grandes poetas de ayer, u otros, grandes también, de nuestros días. Como a través de un cristal coloreado y no del todo transparente para mí, la lengua catalana, donde yo creo sentir la montaña, la campanilla y el mar, me deja ver algo de estas mentes iluminadas, de estos corazones ardientes de nuestra Iberia. Y recuerdo al gigantesco Lulio, el gran mallorquín. ¡Si la guerra nos dejará pensar! ¡Si la guerra nos dejará sentir! ¡Bah! Lamentaciones son éstas de pobre diablo. Porque la guerra es un tema de meditación como otro cualquiera, y un tema cordial esencialísimo. Y hay cosas que sólo la guerra nos hace ver claras. Por ejemplo: ¡Qué bien nos entendemos en lenguas maternas diferentes, cuantos decimos, de este lado del Ebro, bajo un diluvio de iniquidades: «Nosotros no hemos vendido nuestra España!» Y el que esto se diga en catalán como en castellano en nada amengua ni acrecienta su verdad.”

6 de octubre de 1938.

En 2017, la Municipalité de Sabadell (ERC-CUP) avait commandé à  Diego Abad d’étudier la nomenclature des noms de rues de cette importante ville catalane (211 000 habitants), située dans la banlieue de Barcelone. Ce pseudo-historien  avait proposé d’éliminer entre autres ceux  d’ Antonio Machado ou de Francisco de Quevedo,  les accusant d’avoir été  “españolistas” ou “anticatalanistas”. Depuis , les autorités actuelles de la ville ont été obligées de faire marche arrière.

 

Antonio Machado

Portrait d’Emmanuel Kant. (Anonyme) v 1790. Centre de Recherche Kant, Université Johannes Gutenberg de Mayence.

Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo 1936. Livre I. Chapitre XXXII.

       (Kant y Velázquez)

“Es evidente, decía mi maestro —Mairena endosaba siempre a su maestro la responsabilidad de toda evidencia— que si Kant hubiera sido pintor, habría pintado algo semejante a Las Meninas, y que una reflexión juiciosa sobre el famoso cuadro del pintor sevillano nos lleva a la Crítica de la pura razón, la obra clásica y luminosa del maestro de Kónisberg. Cuando los franceses —añadía—tuvieron a Descartes, tuvimos’nosotros —y aun se dirá que no entramos con pie derecho en la edad moderna— nada menos que un pintor kantiano, sin la menor desmesura romántica. Esto es mucho decir. No nos estrepitemos, sin embargo, que otras comparaciones más extravagantes se han hecho —Marx y Cristo etc.— que a nadie asombran. Además, y por fortuna para nuestro posible mentir de las estrellas, ni Kant fue pintor ni Velázquez filósofo.
Convengamos en que, efectivamente, nuestro Velázquez, tan poco enamorado de las formas sensibles, a juzgar por la indiferencia ante la belleza de los modelos, apenas si tiene otra estética que la estética transcendental kantiana. Buscadle otra y seguramente no la encontraréis. Su realismo, nada naturalista, quiero decir nada propenso a revolcarse alegremente en el estercolero de lo real, es el de un hombre que se tragó la metafísica y que, con ella en el vientre, nos dice: la pintura existe, como decía Kant: ahí está la ciencia físicomatemática, un hecho ingente que no admite duda. De hoy más, la pintura es llevar al lienzo esos cuerpos tales como los construye el espíritu, con la materia cromática y lumínica, en la jaula encantada del espacio y del tiempo. Y todo esto —claro está— lo dice con el pincel.
He aquí el secreto de la serena grandeza de Velázquez. Él pinta por todos y para todos; sus cuadros no sólo son pinturas, sino la pintura. Cuando se habla de él, no siempre con el asombro que se merece, se le reprocha más o menos embozadamente su impasible objetividad. Y hasta se alude con esta palabra —¡qué gracioso!—al objetivo de la máquina fotográfica. Se olvida -decía mi maestro— que la objetividad, en cualquier sentido que se tome, es el milagro que obra el espíritu humano, y que, aunque de ella gocemos todos, el tomarla en vilo para dejarla en un lienzo o en una piedra es siempre hazaña de gigantes”

Las Meninas. Detalle: el pintor. 1656. Madrid Prado.

Pour les rapports entre Descartes, Kant et Velázquez, on peut se reporter à l’essai de José Ortega y Gasset, “Sobre el punto de vista en las artes” publié dans la revista de Occidente en 1924.

“Hasta entonces la pupila del pintor había girado ptolomeicamente en torno a cada objeto siguiendo una órbita servil. Velázquez resuelve fijar despóticamente el punto de vista. Todo el cuadro nacerá de un solo acto de visión, y las cosas habrán de esforzarse por llegar como puedan hasta el rayo visual. Se trata, pues, de una revolución copernicana, pareja a la que promovieron en filosofía Descartes, Hume y Kant. La pupila del artista se erige en centro del cosmos plástico y en torno a ella vagan las formas de los objetos. Rígido el aparato ocular, lanza su rayo visor recto, sin desviación a uno y otro lado, sin preferencia por cosa alguna. Cuando tropieza con algo no se fija en ello y, consecuentemente, queda el algo convertido, no en cuerpo redondo, sino en mera superficie que intercepta la visión.”

“Demos un salto hacia 1600, época en que comienza la pintura de hueco. La filosofía está en poder de Descartes. ¿Cuál es para él la realidad cósmica?, Las substancias plurales e independientes se esfuman. Pasa a primer plano metafísico una única substancia -substancia vacía, especie de hueco metafísico que ahora va a tener un mágico poder creador. Lo real para Descartes es el espacio, como para Velázquez el hueco.”

Portrait de José Ortega y Gasset (Ignacio Zuloaga). 1920. Collection particulière.

Voir le texte intégral:

https://fr.scribd.com/doc/3819932/Ortega-y-Gasset-Jose-Sobre-el-punto-de-vista-en-las-artes

Antoino Machado

Soria. Instituto ES Antonio Machado. Escultura de Antonio Machado el día de su boda (Ricardo González Gil) 2010.

“La política, señores -sigue hablando Mairena-, es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso con máscara política, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos.

Y a quien os eche en cara vuestros pocos años bien podéis responderle que la política no ha de ser, necesariamente, cosa de viejos. Hay movimientos politicos que tienen su punto de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los sedicentes padres de la patria. Esta política, vista desde el barullo juvenil, puede parecer demasiado revolucionaria, siendo, en el fondo, perfectamente conservadora. Hasta las madres -¿hay algo más conservador que una madre?- pudieran aconsejarla con estas o parecidas palabras: “Toma el volante, niño, porque estoy viendo que tu papá nos va a estrellar a todos -de una vez- en la cuneta del camino”.

(Antonio Machado, Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo 1936)

Julio Cortázar

Julio Cortázar. Paris, 1961.

Julio Cortázar (Ixelles, Belgique, 26 août 1914-Paris, 12 février 1984).

Le grand écrivain argentin publia la nouvelle Las babas del diablo dans le recueil Las armas secretas de 1959. Il inspira le film de Michelangelo Antonioni, Blow Up de 1966.

L’oeuvre de Julio Cortázar subit une relative traversée du désert dans le monde hispanique, à la différence de celle de Jorge Luis Borges. Marelle (Rayuela), publié en 1963, fut un livre capital pour toute une génération. Je l’aime encore beaucoup. On trouve dans ses contes et nouvelles de véritables chefs d’oeuvre, des textes presque parfaits (Continuidad de los parques, Casa tomada...). Il est enterré avec sa dernière compagne, Carol Dunlop, au cimetière du Montparnasse. Les touristes latinoaméricains visitent sa tombe régulièrement ainsi que celle du poète péruvien César Vallejo. On voit un cronope, personnage qu’il a créé sur sa tombe. Cette sculpture a été réalisée par Julio Silva.

Cimetière du Montparnasse. Tombe de Julio Cortázar.
Gabriel García Márquez. 2003.

Gabriel García Márquez:

“Alguien me dijo en París que él escribía en el café Old Navy, del boulevard Saint Germain, y allí lo esperé varias semanas, hasta que lo vi entrar como una aparición. Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón. Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además
otro menos frecuente: la devoción”.

Carlos Fuentes.

Carlos Fuentes:

“Por fin, en 1960, llegué a una placita parisina sombreada, llena de artesanos y cafés, no lejos del Metro Aéreo. Verlo por primera vez era una sorpresa. En mi memoria, entonces, sólo había una foto vieja, publicada en un número de aniversario de la revista Sur. Un señor viejo, con gruesos lentes, cara delgada, el pelo sumamente aplacado por la gomina, vestido de negro y con un aspecto prohibitivo, similar al del personaje de los dibujos llamado Fúlmine.

El muchacho que salió a recibirme era seguramente el hijo de aquel sombrío colaborador de Sur: un joven desmelenado, pecoso, lampiño, desgarbado, con pantalones de dril y camisa de manga corta, abierta en el cuello; un rostro, entonces, de no más de veinte años, animado por una carcajada honda, una mirada verde, inocente, de ojos infinitamente largos, separados y dos cejas sagaces, tejidas entre sí, dispuestas a lanzarle una maldición cervantina a todo el que se atreviese a violar la pureza de su mirada.

–Pibe, quiero ver a tu papá. (Dijo Carlos Fuentes)

– Yo soy Julio Cortázar”.

Amado Nervo

Amado Nervo

                                          

En paz

                                       Artifex vitae, artifex sui

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

(Ecrit le 20 mars 1915)

Elevación, 1916

Amado Nervo  est un poète et écrivain mexicain qui appartient au mouvement moderniste. Son vrai est Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz. Il naît le 27 août 1870 à Tepic (Etat de Jalisco, aujourd’hui Narayit au Mexique) et meurt à Montevideo (Uruguay) le 24 mai 1919. Il réside longtemps à l’étranger comme diplomate et ambassadeur

Il fait ses études dans l’état de Michoacán, étudie les sciences, la philosophie et le droit dans un séminaire. A Mexico, il écrit pour des revues et rencontre certains auteurs mexicains et étrangers comme Rubén Darío. Il publie son premier roman, El bachiller (1895) et des recueils de poèmes comme Perlas negras (1896) et Místicas (1898).

En 1900, il voyage à Paris, comme envoyé spécial du journal El Imparcial à l’Exposition universelle de 1900. Il y rencontre Catulle Mendès, Jean Moréas, et Oscar Wilde. Il y rencontre aussi le grand amour de sa vie, Ana Cecilia Luisa Daillez, dont la mort prématurée en 1912 lui inspirera les poèmes de La Amada Inmóvil (publication posthume en 1922). Il voyage ensuite en Europe et vers 1905 devient secrétaire de l’ambassade du Mexique à Madrid. En 1909, il traduit et commente le Manifeste du futurisme de Marinetti.

En 1914, la Révolution mexicaine interrompt le service diplomatique et Amado Nervo retombe dans la pauvreté. Il retourne au Mexique en 1918, et est envoyé comme ministre plénipotentiaire en Argentine et en Uruguay. Il meurt à Montevideo le 24 mai 1919, à 48 ans. Il est enterré dans la Rotonda de las Personas Ilustres à México dès novembre 1919.

Amado Nervo. Sepulcro en la Rotonda de las Personas Ilustres (México).

Álvaro Mutis

Álvaro Mutis (Daniel Mordzinski) Biarritz 1995.

Nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923. Falleció en Ciudad de México el 22 de septiembre de 2013. En 1956 se estableció en la capital mexicana.

“Soy un escéptico resignado. Pero en ese escepticismo cabe algunas veces la felicidad.”

“A mayor lucidez mayor desesperanza y a mayor desesperanza mayor posibilidad de ser lúcido.”

“El hombre es una especie que falló como especie, un ser dedicado a destruir el medio en que vive.”

“Aprendí a aceptar las cosas como se nos van presentando, a saber que nada finalmente es grave.”

“Que te acoja la muerte con todos tus sueños intactos.”

“El placer de escribir es encontrar a alguien que le recuerda a uno un personaje transitorio.”

Gabriel García Márquez
“Ocho libros en seis años. Basta leer una sola página de cualquiera de ellos para entenderlo todo: la obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es él sólo, que como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos”.

Mario Benedetti
“Mutis inventa a Maqroll el Gaviero como García Márquez a Macondo, Onetti a Santa María, Rulfo a Comala. Maqroll es también una región de lo imaginario, aunque creada mediante un habilísimo montaje de pequeñas y grandes realidades”.

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges jeune.

Jorge Luis Borges est né le 24 août 1899 à Buenos Aires. Il est mort le 14 juin 1986 à Genève. Il considérait Límites comme son meilleur poème.

“En mi opinión, pero no hay razón alguna para que la opinión del poeta valga más que la de los lectores, este poema es el mejor, o mejor dicho el menos malo de los míos.”

LÍMITES 

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quién prefiera omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilatada por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que se aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando el ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me han querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.

1964.

Jorge Luis Borges décoré de la Légion d’honneur par François Mitterrand à l’Élysée, le 19 janvier 1983.

Fernando Aramburu

Fernando Aramburu.

Après le succès de son roman Patria (750 000 exemplaires vendus, 29 éditions, traduit en plus de 10 langues, une série télévisée préparée par HBO España), Fernando Aramburu (Saint-Sébastien 1959), écrivain basque qui vit à Hanovre en Allemagne depuis plus de 30 ans,  a publié cette année un texte plus intime,  Autorretrato sin mí.  Aramburu, jeune, était poète. Il s’est écarté de la poésie, mais s’en rapproche par ce livre, composé de brefs et véritables poèmes en prose. C’est un livre sur la beauté, et particulièrement celle du castillan. Ce n’est pas un livre d’autofiction, mais c’est un livre de mémoires très humain, écrit avec ironie et pudeur. il rappelle l’enfant dans son quartier, la famille, la lecture, la découverte de la littérature,  les expériences, la femme, l’amour physique, le plaisir, la paternité, la solitude. Cet autoportrait sans moi est le portrait de chacun d’entre nous.

Le passage suivant se trouve pages 125 et 126.

La vida

Yo quisiera decir sencillamente esta mañana que me gusta la vida. Ni triste ni alegre, con un vaso vacío en la mano, tan sólo eso, aunque nadie me oiga, que estoy aquí tranquilo poniendo en orden las conchas que me salen del costado.

Digo, lo he dicho ya, lo diré mañana si amanece, con toda mi potente debilidad, que sí, que juzgo un hecho venturoso que haya nubes y libros y caras sonrientes, y que ahora mismo, desde el horno, se difunda por la casa el olor honrado del pan.

Me gusta la vida, qué se le va a hacer, desde la primera vez que la vi, cuando era chiquita, cuando ni puesta en pie me llegaba a la rodilla. Aquella vida gimiente y descalza que aún no conocía el óxido de los días acumulados. Aquella vida que todavía, de vez en cuando, levanta su pequeño sol en el recuerdo.

Y más tarde no digamos, joven y hermosa, pródiga en noches apasionadas, con aquella gracia incomparable que tenía al desvertirse en la luz modesta del cuarto de estudiante y cuando derramaba sus cabellos olorosos sobre mí antes de darse cálida y entera.

A veces mancha y duele la vida, y uno se retira en silencio a un rincón de su desgracia a esperar que la vida amaine y se enciendan de nuevo las horas azules del gozo. Y aún así, mira por dónde, me gusta la vida. Porque me tiene que gustar. Porque es lo único que hay y yo, a fuerza de vivir y compartir el aire con la gente, no sé qué otra cosa podría hacer sino sacarle gusto a la vida, a esta vida tantas veces malvada que te da un palazo por las buenas y se va.

Tusquets editores, 2018.

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez (Santi Burgos). Madrid, Mayo de 1996.

El País, 11 de mayo de 2018

Viendo llover en Galicia (Gabriel García Márquez)

Mi muy viejo amigo, el pintor poeta y novelista Héctor Rojas Herazo -a quien no veía desde hacía mucho tiempo- debió sufrir un estremecimiento de compasión cuando me vio en Madrid abrumado por un tumulto de fotógrafos, periodistas y solicitantes de autógrafos, y se acercó para decirme en voz baja: “Recuerda que de vez en cuando debes ser amable contigo mismo”. En efecto, fiel a mi determinación de complacer todas las demandas sin tomar en cuenta mi propia fatiga, hacía ya varios meses -quizá varios años- en que no me ofrecía a mí mismo un regalo merecido. De modo que decidí regalarme en la realidad uno de mis sueños más antiguos: conocer Galicia.Alguien a quien le gusta comer no puede pensar en Galicia sin pensar antes que en cualquier otra cosa en los placeres de su cocina. “La nostalgia empieza por la comida”, dijo el che Guevara, tal vez añorando los asados astronómicos de su tierra argentina, mientras se hablaba de asuntos de guerra en las noches de hombres solos en la sierra Maestra. También para mí la nostalgia de Galicia había empezado por la comida, antes de que hubiera conocido la tierra. El caso es que mi abuela, en la casa grande de Aracataca, donde conocí mis primeros fantasmas, tenía el exquisito oficio de panadera, y lo practicaba aun cuando ya estaba vieja y a punto de quedarse ciega, hasta que una crecida del río le desbarató el horno y nadie en la casa tuvo ánimos para reconstruirlo. Pero la vocación de la abuela era tan definida, que cuando no pudo hacer panes siguió haciendo jamones. Unos jamones deliciosos, que, sin embargo, no nos gustaban a los niños -porque a los niños no les gustan las novedades de los adultos-, pero el sabor de la primera prueba se me quedó grabado para siempre en la memoria del paladar. No volví a encontrarlo jamás en ninguno de los muchos y diversos jamones que comí después en mis años buenos y en mis años malos, hasta que probé por casualidad -40 años después, en Barcelona- una rebanada inocente de lacón. Todo el alborozo, todas las incertidumbres y toda la soledad de la infancia me volvieron de pronto en ese sabor, que era el inconfundible de los lacones de la abuela. De aquella experiencia surgió mi interés de descifrar su ascendencia, y buscando la suya encontré la mía en los verdes frenéticos de mayo hasta el mar y las lluvias feraces y los vientos eternos de los campos de Galicia. Sólo entonces entendí de dónde había sacado la abuela aquella credulidad que le permitía vivir en un mundo sobrenatural donde todo era posible, donde las explicaciones racionales carecían por completo de validez, y entendí de dónde le venía la pasión de cocinar para alimentar a los forasteros y su costumbre de cantar todo el día. “Hay que hacer carne y pescado porque no se sabe qué le gusta a los que vengan a almorzar”, solía decir cuando oía el silbato del tren. Murió muy vieja, ciega, y con el sentido de la realidad trastornado por completo, hasta el punto de que hablaba de sus recuerdos más antiguos como si estuvieran ocurriendo en el instante, y conversaba con los muertos que había conocido vivos en su juventud remota. Le contaba estas cosas a un amigo gallego la semana pasada, en Santiago de Compostela, y él me dijo: “Entonces tu abuela era gallega, sin ninguna duda, porque estaba loca”. En realidad, todos los gallegos que conozco, y los que vi ahora sin tiempo para conocerlos, me parecen nacidos bajo el signo de Piscis.

No sé de dónde viene la vergüenza de ser turista. A muchos amigos, en pleno frenesí turístico, les he oído decir que no quieren mezclarse con los turistas, sin darse cuenta de que, aunque no se mezclen, ellos son tan turistas como los otros. Yo, cuando voy a conocer algún lugar sin disponer de mucho tiempo para ir más a fondo, asumo sin pudor mi condición de turista. Me gusta inscribirme en esas excursiones rápidas, en las que los guías explican todo lo que se ve por las ventanas del autobús, a la derecha y a la izquierda, señores y señoras, entre otras cosas porque así sé de una vez todo lo que no hay que ver después, cuando salgo solo a conocer el lugar por mis propios medios. Sin embargo, Santiago de Compostela no da tiempo para tantos pormenores: la ciudad se impone de inmediato, completa y para siempre, como si se hubiera nacido en ella. Siempre he creído, y lo sigo creyendo, que no hay en el mundo una plaza más bella que la de Siena. La única que me ha hecho dudar es la de Santiago de Compostela, por su equilibrio y su aire juvenil, que no permite pensar en su edad venerable, sino que parece construida el día anterior por alguien que hubiera perdido el sentido del tiempo. Tal vez esta impresión no tenga su origen en la plaza misma, sino en el hecho de estar -como toda la ciudad, hasta en sus últimos rincones- incorporada hasta el alma a la vida cotidiana de hoy. Es una ciudad viva, tomada por una muchedumbre de estudiantes alegres y bulliciosos, que no le dan ni una sola tregua para envejecer. En los muros intactos, la vegetación se abre paso por entre las grietas, en una lucha implacable por sobrevivir al olvido, y uno se encuentra a cada paso, como la cosa más natural del mundo, con el milagro de las piedras florecidas.

Llovió durante tres días, pero no de un modo inclemente, sino con intempestivos espacios de un sol radiante. Sin embargo, los amigos gallegos no parecían ver esas pausas doradas, sino que a cada instante nos daban excusas por la lluvia. Tal vez ni siquiera ellos eran conscientes de que Galicía sin lluvia hubiera sido una desilusión, porque el suyo es un país mítico -mucho más de lo que los propios gallegos se lo imaginan-, y en los países míticos nunca sale el sol. “Si hubieran venido la semana pasada, habrían encontrado un tiempo estupendo”, nos decían, avergonzados. “Este tiempo no corresponde a la estación”, insistían, sin acordarse de Valle-Inclán, de Rosalía de Castro, de los poetas gallegos de siempre, en cuyos libros llueve desde el principio de la creación y sopla un viento interminable, que es tal vez el que siembra ese germen lunático que hace distintos y amorosos a tantos gallegos.

Llovía en la ciudad, llovía en los campos intensos, llovía en el paraíso lacustre de la ría de Arosa y en la ría de Vigo, y en su puente, llovía en la plaza, impávida y casi irreal, de Cambados, y hasta en la isla de la Toja, donde hay un hotel de otro mundo y otro tiempo, que parece esperar a que escampe, a que cese el viento y resplandezca el sol para empezar a vivir. Andábamos por entre esta lluvia como por un estado de gracia, comiendo a puñados los únicos mariscos vivos que quedan en este mundo devastado, comiendo unos pescados que siguen siendo peces en el plato y unas ensaladas que seguían creciendo en la mesa, y sabíamos que todo aquello estaba allí por virtud de la lluvia, que nunca acaba de caer. Hace ahora muchos años, en un restaurante de Barcelona, le oí hablar de la comida de Galicia al escritor Álvaro Cunqueiro, y sus descripciones eran tan deslumbrantes que me parecieron delirios de gallego. Desde que tengo memoria les he oído hablar de Galicia a los gallegos de América, y siempre pensé que sus recuerdos estaban deformados por los espejismos de la nostalgia. Hoy me acuerdo de mis 72 horas en Galicia y me pregunto si todo aquello era verdad, o si es que yo mismo he empezado a ser víctima de los mismos desvaríos de mi abuela. Entre gallegos -ya lo sabemos- nunca se sabe.

La huella gallega del realismo mágico de García Márquez (Aníbal Malvar), Público, 11/08/2018. 

https://www.publico.es/culturas/huella-gallega-realismo-magico-garcia-marquez.html

Santiago de Compostela, Catedral. Plaza do Obradoiro.

Raymond Carver – Antonio Machado

Raymond Carver.

Raymond Carver est né le 25 mai 1938 à Clatskanie (Oregon). Il est mort le 2 août 1988 à Port Angeles (État de Washington). C’était un excellent nouvelliste, mais aussi un bon poète…

Les ondes radio (Raymond Carver)

      Pour Antonio Machado

Voilà que la pluie s’est arrêtée, et la lune se montre.
Je ne comprends presque rien aux ondes
radio. Mais je crois qu’elles se déplacent mieux juste après
la pluie, dans l’air humide. Bref, je n’ai qu’à étendre le bras
à présent pour capter Ottawa, si ça me chante, ou Toronto.
Depuis peu, le soir, je me suis découvert
un vague intérêt pour la politique et les affaires intérieures
du Canada. C’est vrai. Mais c’étaient surtout ses
radios musicales que je cherchais. Assis ici dans le fauteuil
je pouvais écouter, sans avoir rien à faire, ni à penser.
Je n’ai pas la télé, et je ne lisais plus
les journaux. Le soir j’allumais la radio.

Quand je suis venu ici, j’essayais d’échapper
à tout. Particulièrement à la littérature.
Ce que ça entraîne, et ce qui s’ensuit.
Il y a dans l’âme le désir de ne pas penser.
D’être au repos. Cela couplé avec
le désir d’être strict, oui, et rigoureux.
Mais l’âme est aussi une rusée salope,
pas toujours fiable. Et ça je l’avais oublié.
Je l’écoutais quand elle disait, Mieux vaut changer ce qui
n’est plus
et ne reviendra pas que ce qui est encore
avec nous et sera avec nous demain. Ou pas.
Et si c’est «ou pas», ce n’est pas grave, non plus.
Peu importait, disait-elle, pourvu que l’homme chante.
Voilà la voix que j’écoutais.
Imagine-t-on que quelqu’un puisse penser ainsi?
Qu’en réalité tout ça c’est pareil.
Quelle ineptie!
Mais je pensais ces pensées idiotes le soir
assis dans le fauteuil écoutant la radio.

Puis Machado, ta poésie!
Ce fut un peu comme un quinquagénaire qui retombe
amoureux. Quelque chose de remarquable à observer,
et de gênant, aussi.
Des sottises, comme d’accrocher ton portrait au mur.
Et j’emportais ton livre quand j’allais me coucher
et dormais avec lui à portée de main. Un train passa
dans mes rêves une nuit et me réveilla.
Et la première chose que j’ai pensée, le coeur au galop
là dans l’obscurité de la chambre, fut ceci –
Tout va bien, Machado est là.
Alors j’ai pu me rendormir.

Aujourd’hui j’ai emporté ton livre quand je suis allé
me promener. «Etre attentif!» disais-tu,
chaque fois que quelqu’un te demandait que faire de sa vie.
J’ai donc regardé autour de moi et pris note de toute chose.
Puis je me suis assis avec au soleil, à ma place
au bord de la rivière d’où je voyais les montagnes
Et j’ai fermé les yeux pour écouter le bruit
de l’eau. Puis je les ai ouverts et me suis mis à lire.
«Les dernières lamentations d’Abel Martin».
Ce matin j’ai pensé à toi de toutes mes forces, Machado.
Et j’espère, même au regard de ce que je sais de la mort,
que tu as reçu le message que je te destinais.
Et sinon ce n’est rien. Dors bien. Repose-toi.
Tôt ou tard j’espère que nous nous rencontrerons.
Alors je pourrai te dire ces choses en personne

Poésie, Editions de l’Olivier, 2015.

Radio Waves
      for Antonio Machado

This rain has stopped, and the moon has come out.
I don’t understand the first thing about radio
waves. But I think they travel better just after
a rain, when the air is damp. Anyway, I can reach out
now and pick up Ottawa, if I want, or Toronto.
Lately, at night, I’ve found myself
becoming slightly interested in Canadian politics
and domestic affairs. But mostly it was their music
stations I was after. I could sit here in the chair
and listen, without having to do anything, or think.
I don’t have a TV, and I’d quit reading
newspapers. At night I turned on the radio.

When I came out here I was trying to absent myself
from everything. Especially literature.
What that entails, and what comes after.
There is in the soul a desire for not thinking.
For being still. Coupled with this
a desire to be strict, yes, and rigorous.
But the soul is also a smooth son of a bitch,
not always to be trusted. And I forgot that.
I listened when it said. Better to sing that which is gone
and will not return than that which is still
with us and will be with us tomorrow. Or not.
And if not, that’s all right too.
It didn’t much matter, it said, even if a man sang.
That’s the voice I listened to.
Can you imagine somebody thinking like this?
That it’s really all one and the same?
What nonsense!
But I’d think these stupid thoughts at night
as I sat in the chair and listened to my radio.

Then, Machado, the advent of your poetry in my life!
It was a little like a middle-aged man falling
in love again. A remarkable thing to witness, perhaps,
but embarrassing, too.
Silly things like putting your picture up.
And I took your book to bed with me
and slept with it near at hand. A train went by
in my dreams one night and woke me up.
And the first thing I thought, heart racing
there in the dark bedroom, was this—
It’s all right, Machado is here.
Then I could fall back to sleep again.

Today I took your book with me when I went
for my walk. “Pay attention!” you said,
when anyone asked what to do with their lives.
So I looked around and made note of everything.
Then sat dowii with your book in the sun, in my place
beside the river where I could see the mountains.
And I closed my eyes and listened to the sound
of the water. Then I opened them and began to read
“Abel Martin’s Last Lamentations.”
This morning I thought about you hard, Machado.
And I hope, even in the face of what I know about death,
that you got the message I intended.
But it’s okay even if you didn’t. Sleep well. Rest.
Sooner or later I hope we’ll meet.
And then I can tell you these things myself.

Madrid, Biblioteca Nacional. Estatua de Antonio Machado (Pablo Serrano 1908-1985).