Max Aub 1903 – 1972

Max Aub.

Max Aub Mohrenwitz est né le 2 juin 1903 à Paris. Son père était allemand, sa mère française. Sa famille s’installe à Valence, en Espagne, à l’été de 1914. Cet auteur dramatique, romancier, essayiste et critique littéraire a eu quatre nationalités au cours de sa vie : Français, Allemand, Espagnol, Mexicain. La vraie patrie d’un écrivain, c’est sa langue. « Se es de donde se hace el bachillerato » (On est d’où on passe son bac). Cette phrase est restée célèbre en Espagne. Républicain espagnol, grand ami d’André Malraux et de Luis Buñuel, Max Aub est un écrivain qu’il faut lire et relire. Il est mort le 22 juillet 1972 à Mexico.

Plaque commémorative au 3 cité de Trévise à Paris, où est né Max Aub en 1903.

En 1956 paraît Crimes exemplaires, un recueil de 130 aveux de meurtres fictifs. C’est un chef-d’œuvre entre surréalisme et humour très noir.

Crimes exemplaires (Crímenes ejemplares) de Max Aub. 1956. Traduction : Danièle Guibbert. Phébus, Libretto. (Première édition : Phébus, 1997.)

“Hacía un frío de mil demonios. Me había citado a las siete y cuarto en la esquina de Venustiano Carranza y San Juan de Letrán. No soy de esos hombres absurdos que adoran el reloj reverenciándolo como una deidad inalterable. Comprendo que el tiempo es elástico y que cuando le dicen a uno a las siete y media, lo mismo da que sean las ocho. Tengo un criterio amplio para todas las cosas. Siempre he sido un hombre muy tolerante: un liberal de la buena escuela. Pero hay cosas que no se pueden aguantar por muy liberal que uno sea. Que yo sea puntual a las citas no obliga a los demás sino hasta cierto punto; pero ustedes reconocerán conmigo que ese punto existe. Ya dije que hacía un frío espantoso. Y aquella condenada esquina está abierta a todos los vientos. Las siete y media, las ocho menos veinte, las ocho menos diez. Las ocho. Es natural que ustedes se pregunten que por qué no lo dejé plantado. La cosa es muy sencilla: yo soy un hombre respetuoso de mi palabra, un poco chapado a la antigua, si ustedes quieren, pero cuando digo una cosa, la cumplo. Héctor me había citado a las siete y cuarto y no me cabe en la cabeza el faltar a una cita. Las ocho y cuarto, las ocho y veinte, las ocho y veinticinco, las ocho y media, y Héctor sin venir. Yo estaba positivamente helado: me dolían los pies, me dolían las manos, me dolía el pecho, me dolía el pelo. La verdad es que si hubiese llevado mi abrigo café, lo más probable es que no hubiera sucedido nada. Pero esas son cosas del destino y les aseguro que a las tres de la tarde, hora en que salí de casa, nadie podía suponer que se levantara aquel viento. Las nueve menos veinticinco, las nueve menos veinte, las nueve menos cuarto. Transido, amoratado. Llegó a las nueve menos diez: tranquilo, sonriente y satisfecho. Con su grueso abrigo gris y sus guantes forrados:

-¡Hola, mano!

Así, sin más. No lo pude remediar: lo empujé bajo el tren que pasaba. Triste casualidad.”

Crímenes ejemplares. México, Impresora Juan Pablos, 1957.

«Le pedí el Excelsior y me trajo El Popular. Le pedí Delicados y me trajo Chesterfield. Le pedí una cerveza clara y me la trajo negra. La sangre y la cerveza, revueltas, por el suelo, no son una buena combinación.»

” Je lui ai demandé l’Excelsior et il m’a apporté Le Populaire. Je lui ai demandé des Delicados et il m’a apporté des Chesterfield. Je lui ai demandé une bière blonde, il m’a apporté une bière brune. La bière et le sang, brassés par le mépris, ne font pas un bon mélange. “

« Era más inteligente que yo, más rico que yo, más desprendido que yo; era más alto que yo, más guapo, más listo; vestía mejor, hablaba mejor; si ustedes creeen que no son eximentes, son tontos. Siempre pensé en la manera de deshacerme de él. Hice mal en envenenarlo: sufrió demasiado. Eso, lo siento. Yo quería que muriera de repente.

” Il était plus intelligent que moi, plus riche que moi, plus généreux que moi, plus grand que moi, plus beau que moi, plus malin que moi ; il s’habillait mieux, parlait mieux. ! Si vous ne trouvez pas que ce sont là des excuses, c’est que vous êtes fou. J’ai longtemps pensé à la manière de me débarrasser de lui, mais j’ai mal fait en l’empoisonnant : il a trop souffert. Cela je le regrette, j’aurais aimé qu’il meure d’un seul coup. “

«Íbamos como sardinas y aquel hombre era un cochino. Olía mal. Todo le olía mal, pero sobre todo los pies. Le aseguro a usted que no había manera de aguantarlo. Además el cuello de la camisa, negro, y el cogote mugriento. Y me miraba. Algo asqueroso. Me quise cambiar de sitio. Y, aunque usted no se lo crea, ¡aquel individuo me siguió! Era un olor a demonios, me pareció ver correr bichos por su boca. Quizá lo empujé demasiado fuerte. Tampoco me van a echar la culpa de que las ruedas del camión le pasaran por encima.»

« Nous étions serrés comme des sardines et cet homme était un cochon. Il sentait mauvais. Tout en lui sentait mauvais, mais surtout ses pieds. Je vous assure que c’était insupportable. En plus le col de sa chemise était noir et sa nuque crasseuse. Et il me regardait. C’était quelque chose d’absolument répugnant. J’ai dû changer de place. Eh bien, que vous le croyiez ou non, cet individu m’a suivie ! C’était l’odeur d’un démon et il me semblait voir sortir des horreurs de sa bouche. Peut-être l’ais-je poussé un peu fort. Mais ne me dites pas que c’est de ma faute si les roues du camion lui sont passé dessus. »

“Lo maté porque era de Vinaroz”.

« Je l’ai tué parce qu’il était de Vinaroz. »

«Tenía el cuello tan largo.»

Il a réussi à faire plus court qu’Augusto Monterroso (1921-2003) avec son célèbre microrécit El Dinosaurio (Le Dinosaure) “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” (« Quand il se réveilla, le dinosaure était encore là. »), publié dans Obras completas (y otros cuentos) en 1959

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