Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez (Santi Burgos). Madrid, Mayo de 1996.

El País, 11 de mayo de 2018

Viendo llover en Galicia (Gabriel García Márquez)

Mi muy viejo amigo, el pintor poeta y novelista Héctor Rojas Herazo -a quien no veía desde hacía mucho tiempo- debió sufrir un estremecimiento de compasión cuando me vio en Madrid abrumado por un tumulto de fotógrafos, periodistas y solicitantes de autógrafos, y se acercó para decirme en voz baja: “Recuerda que de vez en cuando debes ser amable contigo mismo”. En efecto, fiel a mi determinación de complacer todas las demandas sin tomar en cuenta mi propia fatiga, hacía ya varios meses -quizá varios años- en que no me ofrecía a mí mismo un regalo merecido. De modo que decidí regalarme en la realidad uno de mis sueños más antiguos: conocer Galicia.Alguien a quien le gusta comer no puede pensar en Galicia sin pensar antes que en cualquier otra cosa en los placeres de su cocina. “La nostalgia empieza por la comida”, dijo el che Guevara, tal vez añorando los asados astronómicos de su tierra argentina, mientras se hablaba de asuntos de guerra en las noches de hombres solos en la sierra Maestra. También para mí la nostalgia de Galicia había empezado por la comida, antes de que hubiera conocido la tierra. El caso es que mi abuela, en la casa grande de Aracataca, donde conocí mis primeros fantasmas, tenía el exquisito oficio de panadera, y lo practicaba aun cuando ya estaba vieja y a punto de quedarse ciega, hasta que una crecida del río le desbarató el horno y nadie en la casa tuvo ánimos para reconstruirlo. Pero la vocación de la abuela era tan definida, que cuando no pudo hacer panes siguió haciendo jamones. Unos jamones deliciosos, que, sin embargo, no nos gustaban a los niños -porque a los niños no les gustan las novedades de los adultos-, pero el sabor de la primera prueba se me quedó grabado para siempre en la memoria del paladar. No volví a encontrarlo jamás en ninguno de los muchos y diversos jamones que comí después en mis años buenos y en mis años malos, hasta que probé por casualidad -40 años después, en Barcelona- una rebanada inocente de lacón. Todo el alborozo, todas las incertidumbres y toda la soledad de la infancia me volvieron de pronto en ese sabor, que era el inconfundible de los lacones de la abuela. De aquella experiencia surgió mi interés de descifrar su ascendencia, y buscando la suya encontré la mía en los verdes frenéticos de mayo hasta el mar y las lluvias feraces y los vientos eternos de los campos de Galicia. Sólo entonces entendí de dónde había sacado la abuela aquella credulidad que le permitía vivir en un mundo sobrenatural donde todo era posible, donde las explicaciones racionales carecían por completo de validez, y entendí de dónde le venía la pasión de cocinar para alimentar a los forasteros y su costumbre de cantar todo el día. “Hay que hacer carne y pescado porque no se sabe qué le gusta a los que vengan a almorzar”, solía decir cuando oía el silbato del tren. Murió muy vieja, ciega, y con el sentido de la realidad trastornado por completo, hasta el punto de que hablaba de sus recuerdos más antiguos como si estuvieran ocurriendo en el instante, y conversaba con los muertos que había conocido vivos en su juventud remota. Le contaba estas cosas a un amigo gallego la semana pasada, en Santiago de Compostela, y él me dijo: “Entonces tu abuela era gallega, sin ninguna duda, porque estaba loca”. En realidad, todos los gallegos que conozco, y los que vi ahora sin tiempo para conocerlos, me parecen nacidos bajo el signo de Piscis.

No sé de dónde viene la vergüenza de ser turista. A muchos amigos, en pleno frenesí turístico, les he oído decir que no quieren mezclarse con los turistas, sin darse cuenta de que, aunque no se mezclen, ellos son tan turistas como los otros. Yo, cuando voy a conocer algún lugar sin disponer de mucho tiempo para ir más a fondo, asumo sin pudor mi condición de turista. Me gusta inscribirme en esas excursiones rápidas, en las que los guías explican todo lo que se ve por las ventanas del autobús, a la derecha y a la izquierda, señores y señoras, entre otras cosas porque así sé de una vez todo lo que no hay que ver después, cuando salgo solo a conocer el lugar por mis propios medios. Sin embargo, Santiago de Compostela no da tiempo para tantos pormenores: la ciudad se impone de inmediato, completa y para siempre, como si se hubiera nacido en ella. Siempre he creído, y lo sigo creyendo, que no hay en el mundo una plaza más bella que la de Siena. La única que me ha hecho dudar es la de Santiago de Compostela, por su equilibrio y su aire juvenil, que no permite pensar en su edad venerable, sino que parece construida el día anterior por alguien que hubiera perdido el sentido del tiempo. Tal vez esta impresión no tenga su origen en la plaza misma, sino en el hecho de estar -como toda la ciudad, hasta en sus últimos rincones- incorporada hasta el alma a la vida cotidiana de hoy. Es una ciudad viva, tomada por una muchedumbre de estudiantes alegres y bulliciosos, que no le dan ni una sola tregua para envejecer. En los muros intactos, la vegetación se abre paso por entre las grietas, en una lucha implacable por sobrevivir al olvido, y uno se encuentra a cada paso, como la cosa más natural del mundo, con el milagro de las piedras florecidas.

Llovió durante tres días, pero no de un modo inclemente, sino con intempestivos espacios de un sol radiante. Sin embargo, los amigos gallegos no parecían ver esas pausas doradas, sino que a cada instante nos daban excusas por la lluvia. Tal vez ni siquiera ellos eran conscientes de que Galicía sin lluvia hubiera sido una desilusión, porque el suyo es un país mítico -mucho más de lo que los propios gallegos se lo imaginan-, y en los países míticos nunca sale el sol. “Si hubieran venido la semana pasada, habrían encontrado un tiempo estupendo”, nos decían, avergonzados. “Este tiempo no corresponde a la estación”, insistían, sin acordarse de Valle-Inclán, de Rosalía de Castro, de los poetas gallegos de siempre, en cuyos libros llueve desde el principio de la creación y sopla un viento interminable, que es tal vez el que siembra ese germen lunático que hace distintos y amorosos a tantos gallegos.

Llovía en la ciudad, llovía en los campos intensos, llovía en el paraíso lacustre de la ría de Arosa y en la ría de Vigo, y en su puente, llovía en la plaza, impávida y casi irreal, de Cambados, y hasta en la isla de la Toja, donde hay un hotel de otro mundo y otro tiempo, que parece esperar a que escampe, a que cese el viento y resplandezca el sol para empezar a vivir. Andábamos por entre esta lluvia como por un estado de gracia, comiendo a puñados los únicos mariscos vivos que quedan en este mundo devastado, comiendo unos pescados que siguen siendo peces en el plato y unas ensaladas que seguían creciendo en la mesa, y sabíamos que todo aquello estaba allí por virtud de la lluvia, que nunca acaba de caer. Hace ahora muchos años, en un restaurante de Barcelona, le oí hablar de la comida de Galicia al escritor Álvaro Cunqueiro, y sus descripciones eran tan deslumbrantes que me parecieron delirios de gallego. Desde que tengo memoria les he oído hablar de Galicia a los gallegos de América, y siempre pensé que sus recuerdos estaban deformados por los espejismos de la nostalgia. Hoy me acuerdo de mis 72 horas en Galicia y me pregunto si todo aquello era verdad, o si es que yo mismo he empezado a ser víctima de los mismos desvaríos de mi abuela. Entre gallegos -ya lo sabemos- nunca se sabe.

La huella gallega del realismo mágico de García Márquez (Aníbal Malvar), Público, 11/08/2018. 

https://www.publico.es/culturas/huella-gallega-realismo-magico-garcia-marquez.html

Santiago de Compostela, Catedral. Plaza do Obradoiro.

Charles Baudelaire

Spleen LXXVIII

Quand le ciel bas et lourd pèse comme un couvercle
Sur l’esprit gémissant en proie aux longs ennuis,
Et que de l’horizon embrassant tout le cercle
Il nous verse un jour noir plus triste que les nuits ;

Quand la terre est changée en un cachot humide,
Où l’Espérance, comme une chauve-souris,
S’en va battant les murs de son aile timide
Et se cognant la tête à des plafonds pourris ;

Quand la pluie étalant ses immenses traînées
D’une vaste prison imite les barreaux,
Et qu’un peuple muet d’infâmes araignées
Vient tendre ses filets au fond de nos cerveaux,

Des cloches tout à coup sautent avec furie
Et lancent vers le ciel un affreux hurlement,
Ainsi que des esprits errants et sans patrie
Qui se mettent à geindre opiniâtrement.

–Et de longs corbillards, sans tambours ni musique,
Défilent lentement dans mon âme ; l’Espoir,
Vaincu, pleure, et l’Angoisse atroce, despotique,
Sur mon crâne incliné plante son drapeau noir.

Charles Baudelaire, Les Fleurs du mal, 1857

Charles Baudelaire, Autoportrait 1860.

L’Apporteur de l’Espoir

Paris XIII Gare d’Austerlitz. Cour des départs. L’Apporteur de l’Espoir (Denis Monfleur) 2016.

Paris XIII Gare d’Austerlitz. Cour des départs, Côté Seine.

Cette statue, sculptée dans un bloc monolithique de lave de Chambois , se trouve à l’entrée de la Gare d’Austerlitz. Elle rend hommage aux ” Brigades Internationales ” qui se sont retrouvées dans cette Gare le 22 octobre 1936 , pour aller combattre en Espagne le fascisme et défendre la République espagnole. Des volontaires venus de tous les pays se sont rassemblés là pour prendre le train. Cette sculpture a été réalisée par le sculpteur Denis Monfleur, né en 1962. Son titre ” L’Apporteur de l’Espoir ” fait référence au roman d’André Malraux ” L’Espoir “, publié en décembre 1937 chez Gallimard. C’est la plus grande statue monolithique posée à Paris depuis un siècle. Elle pèse 6 tonnes et fait 3 mètres de haut. Elle a été inaugurée le 22 octobre 2016 pour le 80 ème anniversaire de cet événement.

Sur le plan esthétique, elle donne l’impression de n’être qu’une ébauche , avec des éléments taillés ” à la serpe “.

Paris XIII, Gare d’Austerlitz. Cour des départs. L’Apporteur de l’Espoir (Denis Monfleur) 2016.

Richard Texier – Zao Wou-Ki

Lu avec interêt et plaisir après avoir vu l’exposition Zao Wou-Ki au Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris: Zao de Richard Texier, Gallimard, Mai 2017.

Ce livre n’est ni une biographie, ni un essai, mais un livre de souvenirs, le récit d’une amitié: entre l’auteur, Richard Texier, peintre et sculpteur français de renom, né en 1955, et Zao Wou-Ki (1920-2013), le célèbre peintre sino-français. Avec affection et humour, l’auteur raconte cette relation commencée en 1995 au Maroc et qui dura jusqu’à la mort de Zao. Le lecteur assiste à leurs rencontres, discussions, voyages, séances de travail. Richard Texier dévoile aussi, avec tact, les aspects secrets de la personnalité du grand artiste, les blessures liées à son passé chinois, ou son caractère enjoué, curieux de tout, très humain. C’est un petit livre léger et très agréable à lire.

Je ne connaissais pas Richard Texier avant la lecture de son livre. Je me suis rendu compte qu’il était bien connu dans le monde de l’art. Une de ses sculptures est installée à Paris devant la Gare du Nord. Il y a 5 ans, touché par la dérive des ours polaires due à la fonte de la banquise, il imagine Angel Bear, un ours de plus de 7 mètres de haut, dont l’existence est menacée par le réchauffement climatique.  L’artiste a choisi la couleur rouge pour cet ours, placé devant la façade de la gare de Paris-Nord, afin d’accentuer le message implicite d’alerte et de danger qu’il compte bien faire passer aux 700 000 voyageurs quotidiens, passants et riverains de la première gare d’Europe.

Paris, Angel Bear (Richard Texier), Gare du Nord.

Henri Michaux, Lecture de huit lithographies de Zao Wou-Ki, 1950.

“Les toiles de Zao Wou-Ki – cela se sait – ont une vertu: elles sont bénéfiques.”

Léonard De Vinci

«La pittura è cosa mentale – La peinture est une chose mentale.»

Richard Texier, Zao: “Dans ces occasions, nous ne parlions presque pas, perdus dans nos rêveries en sirotant notre breuvage. Il me racontait que Bram Van Velde et Samuel Beckett faisaient de même à la terrasse du café Le Sélect à Montparnasse. ils partageaient une heure ou deux sans dire un mot en regardant les passants. A la fin, l’un d’eux prenait congé en précisant qu’il avait passé un délicieux moment. L’affection s’accomode bien du silence. Il ne gêne que les étrangers. La présence bienveillante d’un ami suffit largement au bonheur partagé, toute parole est alors superflue.”

“Pourquoi entrait-il dans l’océan sans le regarder?”

” – En fait, tu vois, toute ma vie, j’ai essayé de peindre les nuages.”

Zao Wou-Ki.

Albert Camus – Maria Casarès

Longue nuit. Chaleur. Insomnie.

Lecture de la Correspondance, 1944-1959 Albert Camus – Maria Casarès, Gallimard, 2017. 865 lettres + Bristols et cartes sans date.

Maria Casarès – Albert Camus Théâtre Marigny 1948 (René Saint-Paul).

Albert Camus à Maria Casarès 

Mercredi 1 juin [sic] [1949]

Le soir tombe, mon amour, et ce jour qui finit est le dernier où je puisse encore respirer le même air que toi. (…) Je me dis aussi qu’il est temps de prendre ce qui vient avec la force qui en viendra à bout. Ce qui rend tout difficile c’est ton silence et les paniques qu’il m’apporte. Je n’ai jamais pu supporter tes silences que ce soit celui-ci ou ces autres, avec ton front buté, et ton visage verrouillé, toute l’hostilité du monde rassemblée entre tes sourcils. Et aujourd’hui encore je t’imagine hostile, ou étrangère, ou détournée, ou niant obstinément cette vague qui m’emplit. Du moins je veux oublier cela pour quelques minutes et te parler encore avant de me taire pour de longs jours.

Je remets tout entre tes mains. Je sais que pendant ces longues semaines il y aura des hauts et des bas. Sur les sommets, la vie emporte tout, dans les creux, la souffrance aveugle. Ce que je te demande c’est que vivante ou repliée, tu préserve l’avenir de notre amour. Ce que je souhaite, plus que la vie elle-même, c’est de te retrouver avec ton visage heureux, confiante, et décidée à vaincre avec moi. Quand tu recevras cette lettre, je serai déjà en mer. La seule chose qui me permettra de supporter cette séparation, et cette séparation dans la souffrance, c’est la confiance que j’ai désormais en toi. Chaque fois que je n’en pourrai plus, je m’abandonnerai à toi – sans une hésitation, sans une question. Pour le reste, je vivrai comme je le pourrai.

Attends-moi comme je t’attends. Ne te replie que si tu ne peux pas faire autrement. Vis, sois éclatante et curieuse, recherche ce qui est beau, lis ce que tu aimes et quand la pause viendra, tourne-toi vers moi qui serai toujours tourné vers toi.

Je sais maintenant sur toi et sur moi beaucoup plus que je ne savais. C’est pourquoi je sais que te perdre c’est mourir d’une certaine manière. Je ne veux pas mourir et il faut aussi que tu sois heureuse sans être diminuée. Si dur, si terrible que soit le chemin qui nous attend, il faudra le prendre.

« Correspondance » : Catherine Camus partage l’histoire d’amour du couple Camus-Casarès (La Grande Librairie)

– Votre père était un hédoniste hanté par la mort?

– Non. Il vivait. Quand vous avez la tuberculose, que vous êtes pauvre à 17 ans en Algérie. Vous êtes condamné à mort. A 17 ans, il jouait au foot, il aimait la mer, il courait partout. Il comprend que ça peut s’arrêter du jour au lendemain. Je pense qu’à partir de là, il s’est mis à vivre.

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Hannah Arendt – Heinrich Blucher.

Heinrich Blücher, Camp d’internement de Villemalard, 6 novembre 1939. Lettre à Hannah Arendt.

Correspondance 1936-1968

«Dans une de ces lettres anciennes qui me resteront toujours actuelles tu as fait remarquer que les lettres d’amour sont toujours d’une certaine monotonie. Bien sûr, mais quelle monotonie étonnante. Une monotonie comme les bruits de la mer. Plus on en écoute, plus on désire d’entendre. Une monotonie si élémentaire qu’elle donne d’espace, dans leur cadre “grandios”, à tous ces variations infinies de tout un monde, de toute une vie. c’est ainsi que je lis tes lettres d’amour et c’est pourquoi il me faut les relire tant de fois.»

Władysław Strzemiński

Wladyslaw Strzeminski, 1932.

Władysław Strzemiński est un peintre et théoricien de l’art polonais. Il est né le 21 novembre 1893 à Minsk (alors dans l’Empire russe, aujourd’hui en Biélorussie) et est mort le 26 décembre 1952 à Łódź.

Pionnier de l’avant-garde constructiviste des années 1920-1930, il théorisa l’unisme.

Au cours de la Première Guerre mondiale, en 1916, il sert comme officier du corps d’ingénieurs. Il est très grièvement blessé et amputé d’un bras et d’une jambe. En 1917, il achève ses études à l’École d’ingénieurs du génie militaire.

Pendant la révolution d’Octobre, en 1918, il assiste aux cours des premiers Ateliers libres d’art d’État ( SVOMAS) à Moscou, et prend contact avec Kasimir Malevitch (1879-1935) et Vladimir Tatline (1885-1953). Il fait la connaissance de l’artiste constructiviste polonaise Katarzyna Kobro (1898-1951) qu’il épousera en 1922. En 1919, il commence à travailler au Département des Beaux-Arts (IZO) du Commissariat de l’Éducation Populaire à Minsk. Il devient membre du Conseil d’administration de Moscou pour l’art et l’industrie artistique. En 1919-1920, il travaille avec le Département de l’Éducation du Gouvernement à Smolensk où, avec Katarzyna Kobro, il dirige un atelier artistique (IZO-studio) qui produit, entre autres, des affiches de propagande. Il collabore à la même époque avec Malevitch et le groupe UNOVIS («L’affirmation du nouveau en art») de Vitebsk. Strzemiński présente ses travaux constructivistes dans des expositions à Moscou, Riazan et Vitebsk.

Dans le contexte de la guerre soviéto-polonaise (février 1919 – mars 1921), en 1921 Strzemiński s’installe à Vilnius et commence à enseigner l’illustration, d’abord dans le cadre des Séminaires de Diplômés Militaires de Lukasinski et plus tard à l’école intermédiaire à Vileïka (Biélorussie). En 1922-23 et 1925-26, il travaille avec le périodique Zwrotnica («Le Lien », 1922-27, associé à un mouvement littéraire d’avant-garde), publiant entre autres articles des Notes sur l’art russe. En 1923, il travaille avec Vytautas Kairiūkštis (1890-1961) à l’organisation de l’exposition de l’art nouveau à Vilnius, qui est en fait le point de départ pour le constructivisme polonais . En 1924 il est le co-organisateur du groupe Block (Bloc) , qui réunit l’avant-garde constructiviste polonaise. Il tente d’organiser l’installation de Malevitch en Pologne. C’est un échec. En 1926, il collabore avec le groupe d’architectes et de peintres Praesens (1926-1930), et rédige avec Szymon Syrkus «Le présent dans l’architecture et la peinture».

Entre 1924 et 1926, il enseigne le dessin à Szczekociny et prend un emploi en tant que professeur d’école intermédiaire à Brzeziny. En 1927 il donne des cours au Collège du Commerce et d’Industrie de Koluszki. Il suit sa propre méthode, thématique, qui se rapproche des méthodes du Bauhaus. Ses écrits de 1928 et 1932 éclairent sur ses conceptions pédagogiques .

Il publie aussi «L’unisme en peinture» (1928) et dans les années qui suivent plusieurs autres textes où il précise ses idées sur le plan théorique, dont «Composition de l’étendue. Évaluation du rythme de l’espace-temps» (1930) avec sa femme, Katarzyna Kobro.

En 1929, avec Katarzyna Kobro et Henryk Stazewski, et les poètes Jan Brzękowski et Julian Przyboś ils créent le groupe a.r. (l’avant-garde réelle – les artistes révolutionnaires). Katarzyna Kobro est aussi membre du groupe international Abstraction-Création fondé à Paris en 1931. Dans les années 29-31 le groupe a.r. constitue, grâce à des amitiés et en pratiquant des échanges entre artistes, la Collection Internationale d’Art Moderne qui est transmise au Musée Municipal d’Histoire de l’Art de Łódź. Les musées de la ville réorganisent alors profondément leurs collections, et fondent en 1930 le Muzeum Sztuki, dont le cœur est constitué par cette exceptionnelle collection d’art abstrait contemporain. Présentée au public en 1931, elle est la seconde collection muséographique internationale d’art moderne en Europe. Les artistes continuent de l’enrichir jusqu’en 1938. Elle est et reste d’autant plus exceptionnelle qu’elle résulte de choix d’artistes.

En 1931, Strzemiński vit à Łódź où il s’active dans l’Union des artistes plasticiens polonais (ZPAP). Il enseigne la typographie dans une école technique. En 1932, il reçoit le prix de la ville de Łódź. W. Strzemiński et K. Kobro vivent à Łódź pendant toute l’Occupation allemande dans des conditions très difficiles — les sculptures de Katarzyna, restées dans l’atelier et considérées comme «art dégénéré» par les nazis ont presque toutes été détruites. En 1945, W. Strzemiński   devient maître de conférences à l’École nationale supérieure des arts plastiques de Łódź dont il est l’un des fondateurs. La même année, il lègue sa collection au Muzeum Sztuki de Łódź.

En 1946 il dessine la salle néoplastique du Muzeum Sztuki. En 1947-48 il fait réaliser par un atelier de menuiserie du musée de Łódź tout un ensemble de mobilier de formes et de couleurs néoplastiques. On trouve ainsi, dans la salle néoplasique, du mobilier qui rappelle ce type de production réalisé dans le cadre de De Stijl. La situation change avec l’établissement de la République populaire en Pologne en 1946. La répression stalinienne touche beaucoup de Polonais , et même certains cadres du Parti ouvrier polonais, comme Władysław Gomułka, arrêté en 1951.

En 1950, Władysław Strzemiński est licencié de l’École nationale supérieure des arts plastiques de Łódź (PWSSP) sur ordre du ministre de la Culture et des Arts, Wlodzimierz Sokorski. On lui reproche de ne pas respecter la doctrine du réalisme-socialiste. Il est radié de l’Association des peintres polonais sans laquelle il ne pouvait se fournir en matériel de peinture. Il est aussi écarté de tous ses emplois officiels.

Privé de tickets d’alimentation, il vit dans la misère et meurt de tuberculose fin décembre 1952. Il est enterré au Cimetière ancien de Łódź. Sa femme, Katarzyna Kobro, dont il était séparé, est morte, elle, avant lui, en février 1951.

La plus grande collection de peintures de Władysław Strzemiński se trouve au Muzeum Sztuki de Łódź.

Salle néoplastique, conçue en 1946 par Strzemiński. Muzeum Sztuki, Łódź.

En 1987, son nom est donné à l’École nationale supérieure des arts plastiques de Łódź (PWSSP), aujourd’hui ASP Académie Strzemiński des beaux-arts.

En 2016, Bogusław Linda interprète le rôle de Władysław Strzemiński dans le dernier film d’Andrzej Wajda, sorti en France en 2017 sous le titre Les Fleurs bleues.

Andrzej Wajda

J’ai emprunté à la Médiathèque de la Ferme du Buisson (Noisiel) le coffret DVD Les Fleurs Bleues, le dernier film du metteur en scène polonais. Nous avions vu le film l’année dernière à Paris au Saint-André des Arts, le cinéma indépendant fondé en 1971 par Roger Diamantis. Je me souviens d’y avoir vu, cette année-là, La Salamandre d’Alain Tanner avec Bulle Ogier.

Il contient un documentaire de Andrzej Wolsjki Wajda, une leçon de cinéma (2016)Quelques mois avant sa mort, le cinéaste polonais revisite les principales oeuvres de sa filmographie dans une salle de montage de l’école Wajda, créée à Varsovie il y a quinze ans. Une conversation testamentaire et riche dans laquelle il livre les clés de son cinéma.

Andrzej Wolski – Andrzej Wajda.

Andrzej Wajda est né le 6 mars 1926 à Suwałki (Pologne) et mort le 9 octobre 2016 à Varsovie. Sa mère est institutrice et son père officier de cavalerie. Ce dernier est tué en 1940, lors du massacre de Katyń, commis par les Soviétiques et camouflé en crime de guerre allemand. Il s’engage à 16 ans, dans la résistance contre l’occupant nazi, au sein de l’armée de l’intérieur polonaise, Armia Krajowa.
À la fin de la guerre, il fait des études à l’Ecole des beaux-arts de Cracovie, puis à l’École nationale de cinéma de Łódź

Filmographie
1955 : Une fille a parlé (ou Génération).
1957 : Ils aimaient la vie (ou Kanał). Prix spécial du jury Festival de Cannes 1957.
1958 : Cendres et Diamant
1959 : Lotna (ou La Dernière Charge)
1960 : Les Innocents charmeurs
1961 : Lady Macbeth de Sibérie
1961 : Samson
1962 : L’Amour à 20 ans (Episode: Varsovie)
1965 : Cendres
1968 : La Croisade maudite
1969 : Tout est à vendre
1969 : La chasse aux mouches
1970 : Paysage après la bataille
1970 : Le Bois de bouleaux
1973 : Les Noces
1974 : La Terre de la grande promesse. Nomination à l’Oscar du meilleur film étranger 1976.
1976 : La Ligne d’ombre
1977 : L’Homme de marbre
1978 : Sans anesthésie
1979 : Les Demoiselles de Wilko. Nomination à l’Oscar du meilleur film étranger 1980.
1980 : Le Chef d’orchestre
1981 : L’Homme de fer. Palme d’or au Festival de Cannes 1981. Nomination à l’Oscar du meilleur film étranger en 1982.
1983 : Danton. Prix Louis-Delluc 1982. César du meilleur réalisateur 1983.
1983 : Un amour en Allemagne
1986 : Chronique des événements amoureux
1988 : Les Possédés
1990 : Korczak
1993 : L’Anneau de crin
1994 : Nastasja
1995 : La Semaine sainte
1996 : Mademoiselle Personne
1999 : Pan Tadeusz – Quand Napoléon traversait le Niémen
2002 : La Vengeance
2007 : Katyń. Nomination à l’Oscar du meilleur film étranger 2008.
2009 : Tatarak (Sweet Rush)
2013 : L’Homme du peuple
2016 : Les Fleurs bleues

https://www.youtube.com/watch?v=QBF0U0s0n0U

Arsène Tchakarian

Arsène Tchakarian.

Né le 21 décembre 1916 dans l’Empire ottoman, mort le 4 août 2018; arménien; résistant, responsable politique des Arméniens de la MOI pour la zone occupée; un des dirigeants des Arméniens communistes après la Libération.

Arrivé en France en 1930 après s’être d’abord réfugié en Bulgarie, Arsène Tchakarian adhéra à la CGT en 1936 puis au PCF. Dans ces années 1936-1937, il participa aux activités des prosoviétiques et communistes arméniens. Il accompagna Missak Manouchian – membre de la sous-section arménienne du Parti communiste français et du Comité central du HOK (Comité d’aide à l’Arménie, fondé à Erevan en 1921)- chercher des chaussures chez les bottiers arméniens de Valence afin de les envoyer aux républicains espagnols. Il travailla comme tailleur dans un atelier du Ve arrondissement de Paris.

En septembre 1937, Arsène Tchakarian fut incorporé dans le 109e régiment d’artillerie lourde hippomobile à Châteaudun en Eure-et-Loir puis le 182e régiment d’artillerie lourde tractée de 155 à Vincennes en mars 1938. Il est toujours sous les drapeaux lorsque la guerre fut déclarée. Son régiment fut envoyé dans l’est de la France où il ne sera pas vraiment confronté au feu. Peu à peu l’artillerie recula jusqu’à Nîmes où il fut démobilisé en août 1940.

Démobilisé en 1940, il fut recruté en 1941 par Manouchian, devenu responsable politique des Arméniens de la MOI pour la zone occupée. C’est également Manouchian qui le sélectionna dans les FTP-MOI en décembre 1942 lorsqu’il reçut l’ordre de passer à la lutte armée. C’est en compagnie de Tchakarian et de Marcel Rayman que Manouchian effectua sa première action armée qui visa un détachement de Feldgendarmes à Levallois le 17 mars 1943. Au cours des mois suivants, et jusqu’à l’arrestation de son chef Manouchian en novembre 1943, Tchakarian prit part à six actions. Il réussit à échapper au coup de filet qui décima les FTP-MOI parisiens et se planqua chez des «légaux» arméniens puis gagna Bordeaux.

En 1944, il avait été protégé par des policiers résistants français qui lui trouvèrent une planque avant que celui-ci ne parte en mission de renseignement à Mérignac (aérodrome de Bordeaux 33) pour le compte de la résistance.

Dès la fin de la guerre, il apparut au sein de la communauté arménienne comme une figure du mouvement prosoviétique et communiste qui se réorganisait autour de la JAF (Jeunesse arménienne de France) puis de l’UCFAF (Union culturelle française des Arméniens de France).

Le 2 juillet 1985, Arsène Tchakarian fut invité sur le plateau de l’émission d’Antenne 2 Les Dossiers de l’écran et participa au débat qui fait suite à la diffusion du documentaire de Mosco Boucault Des terroristes à la retraite. Défenseur virulent du PCF, il s’insurgea contre la thèse du film qui rendait le Parti responsable de la chute des FTP-MOI parisiens. En réaction, il publia l’année suivante chez Messidor un ouvrage préfacé par Roger Bourderon, Les Francs-Tireurs de l’Affiche rouge. Il y accusait Boris Holban* (chef militaire des FTP-MOI parisiens jusqu’en août 1943) d’être responsable de la chute des FTP-MOI parisiens.

En 1996, Arsène Tchakarian devint président du Mouvement des Arméniens de France pour le Progrès (MAFP). Cette association rassemblait alors les anciens membres de la Commission Nationale Arménienne qui avait été supprimée par le PCF peu avant la chute de l’URSS. Consultant auprès de la Commission du Mont-Valérien, il intervint régulièrement dans les collèges et lycées pour livrer son témoignage sur la Résistance. En mars 2012, il fut élevé au grade d’officier de la Légion d’honneur et décoré par Nicolas Sarkozy dans les salons de l’Élysée. Outre Les Francs-Tireurs de l’Affiche rouge, Arsène Tchakarian est également l’auteur des Fusillés du Mont-Valérien(Comité national du souvenir des fusillés du Mont-Valérien, 1991) et des Commandos de l’Affiche Rouge (Éditions du Rocher, 2012).

Titulaire de la Légion d’honneur depuis 2012, il mourut à 101 ans. Son décès fut signalé par les radios et la presse quotidienne.

OEUVRE: Arsène Tchakarian, Les Francs-Tireurs de l’Affiche rouge, Paris, Messidor, 1986, 250 p. —Fusillés du Mont-Valérien (Comité national du souvenir des fusillés du Mont-Valérien, 1991). —Les Commandos de l’Affiche Rouge, Paris, Editions du Rocher, 2012, 297 p.

SOURCES: Entretien avec Arsène Tchakarian, Vitry, 9 mars 2007. — Émile Témime, «Des hommes dans la tourmente. Les Arméniens en France dans la Seconde Guerre mondiale», Les Arméniens de Valence, Histoire et mémoire, Revue drômoise N° 515, 2005.

Mémoires: Dr Haïg Kaldjian, Odisséeus aksoragan : houcher (Mon odyssée de l’exil : mémoires), Erevan, Union des écrivains d’Arménie, Editions Nor Tar, 2004, 604 p. ; Diran Vosguiritchian, Hay artsagazeneri me houchére (Les mémoires d’un franc-tireur arménien), Beyrouth, Doniguian, 1974, 351 p.

Ouvrage soviétique: Tigran Drampian, Françahay komounisdnere dimadroutsian darinerin 1941-1944 (Les communistes arméniens de France dans la Résistance, 1941-1944), Erevan, Editions Midk, 1967. — Source Arsène Tchakarian, Arsène Tchakarian et confirmé par un des policier qui l’a protégé. Entretiens avec Michel Violet 2016.

Pour citer cet article :
http://maitron-en-ligne.univ-paris1.fr/spip.php?article177729, notice 1.TCHAKARIAN Arsène par Astrig Atamian, version mise en ligne le 6 janvier 2016, dernière modification le 6 août 2018.

Terence Davies

Terence Davies

Filmographie de Terence Davies, metteur en scène britannique né à Liverpool le 10 novembre 1945. Je vois ses films depuis 1988 et son film, très personnel,  Distant Voices, Still Lives.

1976: Children (moyen-métrage)
1980: Madonna and Child (moyen-métrage)
1983: Death and Transfiguration (moyen-métrage)
1984: The Terence Davies Trilogy (réunion des trois précédents)
1988: Distant Voices, Still Lives
1991: The Long Day Closes
1996: The Neon Bible (La Bible de néon)
2000: Chez les heureux du monde (The House of Mirth)
2008: Of Time and the City (documentaire)
2011: The Deep Blue Sea
2015: Sunset Song
2016: Emily Dickinson, a Quiet Passion (A Quiet Passion)

Tous ses films sont de beaux portraits de femmes. Sunset Song est une intéressante évocation d’une femme qui gagne son indépendance  à la force du poignet avant et pendant la Première Guerre mondiale en Ecosse. Son dernier film montre bien la rage d’Emily Dickinson qui remet en cause l’autorité des Puritains. Elle s’oppose, au début,  à la directrice du pensionnat. Plus tard, en présence de son père et de sa famille, elle refusera de s’agenouiller pour rendre grâce sur l’injonction d’un nouveau pasteur.