Claudio Rodríguez

Claudio Rodríguez avec son épouse Clara Miranda. Cuenca, 1965.

Noviembre

Llega otra vez noviembre, que es el mes que más quiero
porque sé su secreto, porque me da más vida.
La calidad de su aire, que es canción,
casi revelación,
y sus mañanas tan remediadoras,
su ternura codiciosa,
su entrañable soledad.
Y encontrar una calle en una boca,
una casa en un cuerpo mientras, tan caducas,
con esa melodía de la ambición perdida,
caen las castañas y las telarañas.

Estas castañas, de ocre amarillento,
seguras, entreabiertas, dándome libertad
junto al temblor en sombra de su cáscara.
Las telarañas, con su geometría
tan cautelosa y pegajosa, y
también con su silencio,
con su palpitación oscura
como la del coral o la más tierna
de la esponja, o de la piña
abierta,
o la del corazón cuando late sin tiranía, cuando
resucita y se limpia.
Tras tanto tiempo sin amor, esta mañana
qué salvadora. Qué
luz tan íntima. Me entra y me da música
sin pausas
en el momento mismo en que te amo,
en que me entrego a ti con alegría,
trémulamente e impacientemente,
sin mirar a esa puerta donde llama el adiós.

Llegó otra vez noviembre. Lejos quedan los días
de los pequeños sueños, de los besos marchitos.
Tú eres el mes que quiero. Que no me deje a oscuras
tu codiciosa luz olvidadiza y cárdena
mientras llega el invierno.

El vuelo de la celebración, Visor, 1976.

Claudio Rodríguez est un des meilleurs poètes espagnols de sa génération. Merci à Asunción García Iglesias, Secrétaire générale de l’Association des Amis de Vicente Aleixandre. Il faut protéger l’ancienne maison de Vicente Aleixandre. Velintonia, 3. Madrid.

Federico García Lorca

Soledad Montoya (Federico García Lorca)

Ce poème a été écrit en 1928 par Federico García Lorca et publié par la Revista de Occidente, fondée et dirigée en 1923 par le philosophe José Ortega y Gasset. La traduction française a beaucoup vieilli.

Romance de la pena negra

A José Navarro Pardo

Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad: ¿por quién preguntas
sin compañía y a estas horas?
Pregunte por quién pregunte
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.

                 *

Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!

Romancero gitano (1924-1927)


Romance de la peine noire

A José Navarro Pardo

Les pics sonores des coqs
font une brèche à l’aurore,
quand de la colline sombre
descend Soledad Montoya.
Cuivre jaune, tout son corps
fleure la cavale et l’ombre.
Ses seins, enclumes noircies,
gémissent des chansons rondes.
Soledad, qui cherches-tu
solitaire, au point du jour ?
Que je cherche qui je cherche,
dis-moi si cela t’importe !
Je cours après un seul but,
mon bonheur et ma raison.
Soledad de mes chagrins,
la cavale qui s’emporte,
finit par trouver la mer
et les vagues la dévorent.
Ne parle pas de la mer
car la peine noire pousse
dans la terre aux oliviers
sous la rumeur de leurs branches.
Soledad, quelle pitié !
Quelle peine désolante !
Tu as des pleurs de citron,
aigres de lèvre et d’attente.
Quelle peine ! Je traverse
ma maison comme une folle
mes cheveux traînant par terre,
de la cuisine à l’alcôve.
Une peine qui rend comme
du jais ma chair et ma robe.
Ah, mes cuisses de fil !
Ah, mes cuisses de pavot !
Dans la source aux alouettes,
Soledad, lave ton corps,
et puis laisse reposer
ton coeur, Soledad Montoya.

          *   

Tout en bas chante un ruisseau,
volant de ciel et de feuilles.
Des fleurs de la calebasse
se couronne le jour neuf.
O la peine des gitans !
Peine pure et solitaire.
Peine de rive secrète
et de matinée lointaine.

Poésies II. Chansons. Poèmes du Cante Jondo. Romancero gitan. NRF. Poésie /Gallimard n°2. Traduction: André Belamich.

Portrait de Federico García Lorca (Gregorio Prieto 1897-1992) Valdepeñas, Museo de la Fundación Gregorio Prieto.

César Vallejo

César Vallejo à Paris. 1925 (Armando Maribona (1894 – 1964)

César Vallejo encore et toujours…

Quisiera hoy ser feliz de buena gana,
ser feliz y portarme frondoso de preguntas,
abrir por temperamento de par en par mi cuarto, como loco,
y reclamar, en fin,
en mi confianza física acostado,
sólo por ver si quieren,
sólo por ver si quieren probar de mi espontánea posición,
reclamar, voy diciendo,
por qué me dan así tanto en el alma.

Pues quisiera en sustancia ser dichoso,
obrar sin bastón, laica humildad, ni burro negro.
Así las sensaciones de este mundo,
los cantos subjuntivos,
el lápiz que perdí en mi cavidad
y mis amados órganos de llanto.

Hermano persuasible, camarada,
padre por la grandeza, hijo mortal,
amigo y contendor, inmenso documento de Darwin:
¿a qué hora, pues, vendrán con mi retrato?
¿A los goces? ¿Acaso sobre goce amortajado?
¿Más temprano? ¿Quién sabe, a las porfías?

A las misericordias, camarada,
hombre mío en rechazo y observación, vecino
en cuyo cuello enorme sube y baja,
al natural, sin hilo, mi esperanza…

Poemas humanos, 1939.

Je voudrais aujourd’hui être tout bonnement heureux,
être heureux et porter une foison de questions,
ouvrir en grand ma chambre par envie, tel un fou,
et réclamer, enfin,
couché sur ma confiance physique,
seulement pour voir si on veut,
seulement pour voir si on veut goûter de ma position spontanée,
réclamer, dis-je,
de savoir pourquoi on frappe tant mon âme ainsi.

Car je voudrais en résumé être heureux,
agir sans bâton, laïque humilité, et sans âne noir.
De même les sensations de ce monde,
les chants subjonctifs,
le crayon que j’ai perdu dans ma cavité
et mes chers organes à pleurer.

Frère possible, camarade,
père par la grandeur, fils mortel,
ami et combattant, immense document de Darwin :
à quelle heure, donc, viendra-t-on avec mon portrait ?
à l’heure des jouissances ? Peut-être vers celle du plaisir enseveli ?
Plus tôt ? Qui sait, à l’heure des acharnements ?

À celle des miséricordes, camarade,
homme mon ami à distance et en observation, voisin
au cou énorme où monte et descend,
au naturel, sans fil, mon espérance…

Poésie complète de César Vallejo. Flammarion, 2009. Traduction : Nicole Réda-Euvremer.

Luis Cernuda

J’aimerais tant que Luis Cernuda soit mieux connu en France. Jacques Ancet est un excellent traducteur et un très bon poète. cf. Luis Cernuda, Poètes d’aujourd’hui n°207. Éditions Seghers. Une étude de Jacques Ancet, avec un choix de textes, des illustrations, une chronologie bibliographique: Luis Cernuda et son temps …Paris, 1972.

Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.

Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.

Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

Donde habite el olvido, 1932-33.

Je fus adolescent en des jours pareils aux nuages,
Chose gracile visible à travers pénombre et reflet,
Et c’est étrange, si je cherche ce souvenir,
Qu’il fasse tant, tant souffrir le corps d’aujourd’hui.

Il est triste de perdre le plaisir
Comme la douce lampe sur le lent nocturne ;
Cela je le fus, je le fus, je l’ai été ;
Et l’ignorance était mon ombre.

Ni plaisir ni peine ; je fus enfant
Prisonnier entre des murs changeants ;
Histoires comme des corps, vitres comme des cieux,
Et puis un songe, un songe plus haut que la vie.

Quand la mort voudra
Ôter une vérité de mes mains,
Elle les trouvera vides, comme en l’adolescence
Ardentes de désir et tendues vers le ciel.

Où habitera l’oubli. Traduction : Jacques Ancet.

La revue El Cultural a publié le 27 septembre 2021 un bon article de Rafael Narbona sur les personnalités de Luis Cernuda et de Juan Ramón Jiménez: Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez: humanos, demasiado humanos.

https://elcultural.com/luis-cernuda-y-juan-ramon-jimenez-humanos-demasiado-humanos

Juan Ramón Jiménez et Luis Cernuda.

Miquel Martí i Pol

L’hoste insòlit

No em malvendré el silenci. D’aquest cos
en conec els topants i les dreceres
i n’estimo els esclats, les defallences;
no hi visc a plaer, però hi visc i això em basta.

Deixa’m no dir‐te el que hem perdut. Ho saps
tan bé com jo, i prou que ho repeteixen
tot de corcs, insistents i temeraris
només que paris un xic les orelles.

Sí que vull dir‐te, en canvi, el que hem guanyat:
un pam de món, concret i destriable,
i un vidre de colors per contemplar‐lo.

Tanca els ulls i el veuràs com jo el veig ara.

No et diré pas què hi ha rera cada paraula.

Ara ha plogut i el que resta de tarda
serà més íntim i més clar.

Fugim de qualsevol verbositat.
Diguem només el que és essencial:
els mots de créixer i estimar, i el nom
més útil i senzill de cada cosa.

Delimita’m l’espai, però no esperis
que renunciï a res d’allò que estimo.

Mira el vent com pren forma de begònies,
com neteja els miralls i les cortines
i esmola els caires vius d’aquest capvespre.

Tinc una pedra a les mans.
Cada nit
la deixo caure al pou profund del son
i la’n trec l’endemà, xopa de vida.

No vull conservar res que cridi la memòria
del vent arravatat i dels noms del silenci.
Vinc d’un llarg temps de pluges damunt la mar quieta
dels anys, i res no em tempta per girar els ulls enrera.

Tu que em coneixes, saps que sóc aquell que estima
la vida per damunt de qualsevol riquesa,
l’èxtasi i el turment, el foc i la pregunta.
Cridat a viure, visc, i poso la mà plana
damunt aquest ponent que el ponent magnifica.

Solemnement batega la sang en cada cosa.

Tot és camí des d’ara. Faig jurament de viure.

Ara que tots dos junts fem una sola
columna de claror, penso la urgent
necessitat de combatre els miratges,
d’abandonar la platja de les hores
on el sol cau a plom damunt l’arena
i abalteix voluntats, i d’establir
noves rutes, reblertes de presagis.

Aquest risc d’ara és temptador.
No ens calen
espectadors furtius ni gent que aprovi
cada gest i en subratlli la destresa.

Llesquem el pa de cada instant.
Benignes
i agosarats, estimarem la vida
que muda i que es perfà, noblement lenta
i també noblement porfidiosa.

I anirem lluny, encadenats al pur
atzar dels horitzons que mai no tanquen
amb pany i clau l’estímul del paisatge.

L’hoste insòlit. 1978.

L’hôte insolite

Je ne dilapiderai pas le silence. Mon corps
j’en connais les parages et les raccourcis
et j’en aime les éclats et les défaillances ;
je ne l’habite pas par plaisir mais il me suffit.

Je ne dilapiderai ni le silence ni l’espace
lourd de mon corps et des projets
démesurés qui me peuplent et m’exaltent.
De mes doigts gourds de palper les mémoires
j’adhère à toutes sortes de projets
de joie et d’espérance.
Profonde et claire,
la voix qui me répète proclame la vie.

Je ne dis pas ce que nous avons perdu.
Tu sais cela aussi bien que moi, ces vermisseaux
insistants et résolus, te le répètent
si tu prends la peine de tendre l’oreille.

Mais je te dirai ce que nous avons gagné :
un arpent de monde, concret, localisable,
et un prisme de couleurs pour le contempler.

Ferme les yeux et tu le verras comme je le vois.

Je ne dirai pas ce qu’il y a sous chaque mot.
Il a déjà plu et ce qui reste de l’après-midi
sera plus intime et plus clair.

Fuyons toute verbosité.
Disons seulement l’essentiel :
les mots grandir et aimer, et le nom
le plus utile et le plus simple de chaque chose.

Délimite mon espace, mais n’attends pas
que je renonce à ce que j’aime.

Regarde le vent prendre la forme des bégonias,
regarde-le nettoyer vitres et rideaux
aiguiser les angles vifs du crépuscule.

J’ai une pierre dans les mains.
Chaque nuit
elle tombe dans le puits profond du sommeil
au matin, je la retire, trempée de vie.

Je ne garde rien qui appelle la mémoire
du vent exaspéré et des noms du silence.
Je viens d’une longue saison de pluies sur la mer
calme des années, rien ne me pousse à me retourner.

Tu me connais, ne suis-je pas celui qui aime
la vie pleinement et par-dessus toute richesse,
l’extase et le tourment, le feu et la question.

À l’appel de la vie, je vis, et pose ma main
à plat sur ce ponant que le ponant magnifie.

Le sang coule solennellement en chaque chose.

Désormais tout est chemin. Je jure de vivre.

Tous deux ne faisons plus qu’une seule
colonne de clarté, je pense à l’urgente
nécessité de combattre les mirages,
d’abandonner la plage des heures
où le soleil de plomb tombe sur le sable
annihile les volontés, d’établir
de nouveaux chemins, jalonnés de présages.

À présent, ce risque est tentant.
Nul besoin
de spectateurs furtifs, de gens qui approuvent
chaque geste et en souligne l’habileté.
Nous coupons le pain à chaque instant.

Inoffensifs
et téméraires, nous aimerons la vie
qui se transforme et se parfait, noble
et lente, noble et obstinée.

Nous irons très loin, enchaînés au pur hasard
des horizons qui jamais ne ferment
à clé la stimulation du paysage.

Joie de la parole. Orphée/ La Différence, 1993. Traduit du catalan par Patrick Gifreu.

Miquel Martí i Pol est un poète catalan. Il est né le 19 mars 1929 à Roda de Ter. Il est mort le 11 novembre 2003 à Vic .

Il commence à travailler à l’âge de 14 ans dans une usine textile de sa ville. A 19 ans, il est atteint d’une tuberculose pulmonaire, ce qui le maintient alité. Il lit beaucoup. Sa poésie des années 50 est simple. Elle exprime le sentiment amoureux.

Dans les années 1960, il commence à être connu pour ses poèmes engagés et réalistes. Il milite alors au PSUC clandestin (Partit Socialista Unificat de Catalunya). Atteint de sclérose multiple, il est obligé de cesser de travailler en 1973. Sa poésie devient plus intérieure et intimiste. Elle exprime aussi sa lutte contre la maladie. Il devient un des poètes catalans les plus lus et les plus populaires. Ses poèmes sont chantés par des interprètes tels que Lluís Llach, María del Mar Bonet, Teresa Rebull, Arianna Savall.

Ses œuvres complètes sont publiées en quatre volumes de 1989 à 2004.

La collection Orphée/ La Différence était indispensable. Elle ne publiait que des publications en édition bilingue. (Merci à Marie-Laure)

Antonio Gamoneda

Abdulrazak Gurnah. 2017.

Le prix Nobel de littérature 2021 a été attribué le jeudi 7 octobre au romancier tanzanien Abdulrazak Gurnah, né le 20 décembre 1948 dans l’île de Zanzibar. Il est un peu connu en France pour son roman Paradise (1994. Denoël, 1997). Il est arrivé au Royaume-Uni en tant que réfugié à la fin des années 1960. Il est l’auteur de dix romans, dont Près de la mer (2001), et de nouvelles. Il vit à Brighton et a enseigné à l’université du Kent jusqu’à sa récente retraite la littérature anglaise et postcoloniale. Comme beaucoup, je n’avais jamais entendu parler de cet auteur qui ne figurait pas dans les listes qui circulent habituellement avant l’attribution du prix.

Dans le Club de La Cause Littéraire, Léon-Marc Lévy et Marien Defalvard ont cité le poète espagnol Antonio Gamoneda (né en 1931 et Prix Cervantès 2006) que j’aime depuis longtemps. J’ai donc relu ses poèmes.

tp://www.lesvraisvoyageurs.com/2020/02/28/antonio-gamoneda/

Antonio Gamoneda. Photo de jeunesse.

Il a publié deux tomes de mémoires: Un armario lleno de sombra (2009) et La pobreza (2020). Galaxia Gutemberg. Círculo de Lectores.

Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.
La oficina
olía mal y daba pena.
Luego,
llegaban las mujeres.
Se ponían
a fregar en silencio.

Veinte años.
He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé
que algo más grande y más real que yo
hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,
firma
la paz que sabes.
Danos
nuestra existencia a
nosotros
mismos.

Blues castellano (1961-1966), Colección AEDA, Gijón, Noega, 1982.


Francisco de Quevedo

Coup de fatigue et de blues du jeudi. On peut relire Quevedo et se reporter à deux éditions bilingues bien utiles. Clin d’oeil : Quevedo et Góngora se détestaient…

Miré los muros de la patria mía (Francisco de Quevedo)

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados ;
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa : vi que amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espalda,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Ce sonnet aurait été écrit en 1613. Certains critiques affirment qu’il date de la fin de la vie du poète, mort en 1645. Il a été publié dans El Heraclito cristiano, Salmo XVII et ensuite dans El parnaso español en 1648. L’épigraphe Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte (On enseigne comment toutes les choses nous avisent de la mort)
a été rajouté par José González de Salas, grand ami de l’auteur.


J’ai regardé les murs de ma patrie,
un temps puissants, déjà démantelés,
par la course de l’âge exténués
qui voue enfin leur vaillance à l’oubli ;

je sortis dans les champs, le soleil vis
qui buvait l’eau des glaces déliées,
et dans les monts les troupeaux désolés,
le clair du jour par leurs ombres ravi.

J’entrai dans ma maison, je ne vis plus
que les débris d’un séjour bien trop vieux ;
et mon bâton plus courbé et moins fort.

J’ai senti l’âge et mon épée vaincue,
et n’ai trouvé pour reposer mes yeux
rien qui ne fût souvenir de la mort.

Les furies et les peines, 102 sonnets de Quevedo, Poésie/Gallimard, n° 463. 2010. Traduction Jacques Ancet.

Quevedo y los esqueletos de Juan de la Encina y el rey Perico (Leonaert Bramer 1596-1674), 1659.

Vicente Aleixandre

Vicente Aleixandre.

Vicente Aleixandre est un grand poète méconnu de la génération de 1927. Il naît le 26 avril 1898 à Séville, la même année qu’un autre andalou, Federico García Lorca. Il est élevé à Málaga (“la ciudad del paraíso”). Il souffre toute sa vie des conséquences d’une néphrite tuberculeuse. En 1932, il subit une extraction du rein droit. À cause de sa “mauvaise santé de fer”, il sort peu de sa maison de Madrid (Velintonia, 3, aujourd’hui, Vicente Aleixandre), située près de la Cité Universitaire. À la fin de la Guerre d’Espagne, et malgré ses idées progressistes, il ne s’exile pas. Il aide souvent les jeunes poètes espagnols de l’après-guerre qui le considèrent comme un maître. Il obtient le Prix Nobel de littérature en 1977 et meurt à Madrid le 13 décembre 1984. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (Velintonia 3) essaie depuis plus de 25 ans de sauver cet endroit de la destruction et de créer une Maison de la Poésie.

Mar del paraíso

Heme aquí frente a ti, mar, todavía…
Con el polvo de la tierra en mis hombros,
impregnado todavía del efímero deseo apagado del hombre,
heme aquí, luz eterna,
vasto mar sin cansancio,
última expresión de un amor que no acaba,
rosa del mundo ardiente.

Eras tú, cuando niño,
la sandalia fresquísima para mi pie desnudo.
Un albo crecimiento de espumas por mi pierna
me engañara en aquella remota infancia de delicias.
Un sol, una promesa
de dicha, una felicidad humana, una cándida correlación de luz
con mis ojos nativos, de ti, mar, de ti, cielo,
imperaba generosa sobre mi frente deslumbrada
y extendía sobre mis ojos su inmaterial palma alcanzable,
abanico de amor o resplandor continuo
que imitaba unos labios para mi piel sin nubes.

Lejos el rumor pedregoso de los caminos oscuros
donde hombres ignoraban tu fulgor aún virgíneo.
Niño grácil, para mí la sombra de la nube en la playa
no era el torvo presentimiento de mi vida en su polvo,
no era el contorno bien preciso donde la sangre un día
acabaría coagulada, sin destello y sin numen.
Más bien, como mi dedo pequeño, mientras la nube detenía su paso,
yo tracé sobre la fina arena dorada su perfil estremecido,
y apliqué mi mejilla sobre su tierna luz transitoria,
mientras mis labios decían los primeros nombres amorosos:
cielo, arena, mar…

El lejano crujir de los aceros, el eco al fondo de los bosques partidos por los hombres,
era allí para mí un monte oscuro, pero también hermosos
Y mis oídos confundían el contacto heridor del labio crudo
del hacha en las encinas
con un beso implacable, cierto de amor, en ramas.

La presencia de peces por las orillas, su plata núbil,
el oro no manchado por los dedos de nadie,
la resbalosa escama de la luz, era un brillo en los míos.
No apresé nunca esa forma huidiza de un pez en su hermosura,
la esplendente libertad de los seres,
ni amenacé una vida, porque amé mucho: amaba
sin conocer el amor; solo vivía…

Las barcas que a lo lejos
confundían sus velas con las crujientes alas
de las gaviotas o dejaban espuma como suspiros leves,
hallaban en mi pecho confiado un envío,
un grito, un nombre de amor, un deseo para mis labios húmedos,
y si las vi pasar, mis manos menudas se alzaron
y gimieron de dicha a su secreta presencia,
ante el azul telón que mis ojos adivinaron,
viaje hacia un mundo prometido, entrevisto,
al que mi destino me convocaba con muy dulce certeza.

Por mis labios de niño cantó la tierra; el mar
cantaba dulcemente azotado por mis manos inocentes.
La luz, tenuamente mordida por mis dientes blanquísimos,
cantó; cantó la sangre de la aurora en mi lengua.

Tiernamente en mi boca, la luz del mundo me iluminaba por dentro.
Toda la asunción de la vida embriagó mis sentidos.
Y los rumorosos bosques me desearon entre sus verdes frondas,
porque la luz rosada era en mi cuerpo dicha.

Por eso hoy, mar,
con el polvo de la tierra en mis hombros,
impregnado todavía del efímero deseo apagado del hombre,
heme aquí, luz eterna,
vasto mar sin cansancio,
rosa del mundo ardiente.
Heme aquí frente a ti, mar, todavía…

Sombra del Paraíso, (1939-1943). 1944.

Mer du paradis

Me voici face à toi, mer, encore…
La poussière de la terre sur les épaules,
encore imprégné de l’éphémère désir épuisé de l’homme,
me voici, lumière éternelle,
vaste mer infatigable,
ultime expression d’un amour sans limites,
rose du monde ardent.

Lorsque j’étais enfant,
c’était toi la sandale si fraîche à mon pied nu.
Une blanche montée d’écume au long de ma jambe
doit m’égarer en cette lointaine enfance de délices.
Un soleil, une promesse
de bonheur, une félicité humaine, une candide corrélation de lumière
avec les yeux d’autrefois, de toi, mer, de toi, ciel,
régnaient, généreux sur mon front ébloui,
étendant sur mes yeux leur immatérielle mais accessible palme,
éventail d’amour ou éclat continu
qui imitait des lèvres pour ma peau sans nuages.

Au loin la rumeur pierreuse des sombres chemins
où les hommes ignoraient leur fulguration vierge encore.
Pour moi, enfant gracile, l’ombre du nuage sur la plage
n’était pas le pressentiment menaçant de ma vie dans sa poussière,
ce n’était pas le contour bien précis où le sang un jour
finirait par se figer, sans éclair, sans divinité.
Comme mon petit doigt, plutôt, tandis que le nuage suspendait sa course,
je traçai sur le sable fin son profil ému,
et j’appuyai ma joue sur sa tendre lumière transitoire,
tandis que mes lèvres disaient les premiers noms d’amour :
ciel, sable, mer…

Le grincement au loin des aciers, l’écho tout au long des arbres
fendus par les hommes,
c’était pour moi là-bas un bois sombre mais beau.
Et mes oreilles confondaient le contact blessant de la lèvre
crue, de la hache sur les chênes
avec un implacable baiser, sûrement d’amour, dans les branches.

La présence de poissons près du bord, leur argent nubile,
l’or non souillé encore par les doigts de personne,
la glissante écaille de la lumière, c’était comme un éclat dans les miens.
Jamais je ne serrai cette forme fuyante d’un poisson dans toute sa beauté,
la resplendissante liberté des êtres,
ni ne menaçai une vie, parce que j’aimais beaucoup: j’aimais
sans connaître l’amour ; je vivais seulement…
Les barques qui au loin
confondaient leurs voiles avec les crissantes ailes des mouettes
ou laissaient une écume pareille à des soupirs légers,
trouvaient dans ma poitrine confiante un envoi,
un cri, un nom d’amour, un désir pour mes lèvres humides,
et si je les voyais passer, mes petites mains se levaient
et gémissaient de bonheur à leur secrète présence,
devant le rideau bleu que mes yeux devinaient,
voyage vers un monde promis, entrevu,
auquel mon destin me conviait avec très douce certitude.

Sur mes lèvres d’enfant chanta la terre ; la mer
chantait doucement fouettée par mes mains innocentes.
La lumière, faiblement mordue par mes dents très blanches,
chanta ; sur ma langue chanta le sang de l’aurore.

Tendrement dans ma bouche, la lumière du monde m’illuminait.
Toute la montée de la vie grisa mes sens.
Et les bois murmurants me désirèrent parmi leurs verts feuillages,
car la lumière rose était le bonheur dans mon corps.

C’est pourquoi aujourd’hui, mer,
la poussière de la terre sur les épaules,
encore imprégné de l’éphémère désir épuisé de l’homme,
me voici, lumière éternelle,
vaste mer infatigable,
rose du monde ardent.
Me voici face à toi, mer, encore…

Ombre du paradis. Gallimard, 1980. Traduction : Claude Couffon et Roger Noël-Mayer.

Raymond Farina

Raymond Farina.

Je remercie beaucoup Raymond Farina qui me permet de mettre sur ce blog deux de ses poèmes, tirés de Notes pour un fantôme suivi de Hétéroclites (N & B éditions, 2020).
Merci aussi à Marie Paule. Tant de choses en commun…

Notre Babel
« Aucune langue n’est langue maternelle. »
Marina Tsvétaïeva. Correspondance à trois. Été 1926.

Ma langue goûtait les saveurs
de tous les pays dont les langues
se mêlaient dans mon pays tien
qui jamais, dans nos jeux d’enfants,
ne ressembla, je dois le dire,
au vaste malheur colonial
qui hante aujourd’hui les mémoires.

Nos passions, nos pensées
pouvaient choisir dans ce patchwork
la langue qui disait le mieux
ce que chacun avait à dire :
insultes ou salamalecs.
C’était selon les circonstances
l’humeur ou la couleur du ciel.

Bref j’ai baigné dans mon enfance
dans la belle polyphonie
où tintaient les phonèmes
des deux rives de Notre Mer.
Parfois ce parler d’Arlequin
laissait le maltais murmurer
les tendresses et les secrets,
les berceuses et les prières
dont s’enchantaient béatement
les saints de l’autel domestique
devant l’amande de la lampe.
Dans cette confusion de langues,
la vie se chuchotait, tranquille.

Je suis né en terre étrangère,
naïvement je la crus mienne,
et ne sais pas de quel pays
la mort me fera citoyen.

Je suis né peut-être après moi
possiblement dans un poème,
le premier que j’ai dû écrire.

Avec quelques amis obscurs,
je me suis fait mon idiolecte,
j’ai bricolé, dans mon latin,
pour en faire une langue mienne,
quelque chose que je chantonne
avec une ferveur autistique
pour les absents et les idiots,

comme ce vieil Aborigène
à la recherche d’un vieux rite,
d’un chant de son clan dispersé :
ma patrie c’était la poussière
et je patauge dans la boue,
j’ai perdu à jamais mon rêve,
je me suis à jamais perdu.
De ma famille d’outre-monde
j’ai perdu à jamais la trace.

Pages 40-42.

Le critère de légèreté
Á quel élément demander
de faire sans trop déranger
le ménage d’après la mort ?
C’est la question que l’on se pose
ou que l’on pose à son vieux corps
quand il a plus de septante ans.

Moi je réponds, sans hésiter,
qu’habitant d’un vague Nowhere,
qui a perdu, avec son nom,
la certitude d’être né,
je ne veux pas être enterré,
comme tous ceux qui ont la chance
d’avoir une terre natale.

Alors que faire de ce corps
qu’a lentement défait le temps,
quand il ne reste de mon âme
que des miettes de soucis,
de vanités et de fantasmes,
dont elle ne fut que la flamme ?
Le feu, je crois, a le pouvoir
de parfaire ce long travail
et de faire que ce qui pèse

devienne enfin chose légère,
légère comme ombelle ou feuilles
qu’invisibles les mains du vent
prennent aux arbres las du vert,

chose qu’on sait aussi sans traces,
comme les ombres et les larmes,
ce que je fus, par conséquent,
présence à peine perceptible,
discrète en sa presque existence.

Pages 85-86.

Raymond Farina est né à Alger le 11 juin 1940. Il passe son enfance en Algérie et au Maroc. Ses ascendants sont valenciens, italiens, bretons. Catherine, sa nourrice maltaise, illettrée, l’élève jusqu’à l’âge de huit ans dans une petite ferme isolée des hauts d’Alger. Au début des années 1950, il quitte l’Algérie pour le Maroc où ses parents se sont installés. Il grandit à la campagne, entre Casablanca et Bouskoura. De 1960 à 1962, il est de retour en Algérie  pour y faire ses études supérieures et découvre  l’horreur des dernières années de la guerre. Il est répétiteur à l’École des jeunes sourds d’Alger avec sa future femme, Marie-Paule Granès. Après des études supérieures à l’université de Nancy, il enseigne la philosophie de 1964 à 2000 en France, au Maroc, en République centrafricaine, à la Réunion. Depuis 1991, il vit à Saint-Denis de la Réunion. Il est l’auteur d’une quinzaine de recueils de poésie et a traduit de nombreux poètes (E.E Cummings, Ezra Pound, Wallace Stevens, Louise Glück, Linda Pastan, María Victoria Atencia, Clara Janés, Rosa Lentini, Jaime Siles, Andrea Zanzotto, Sophia de Mello Breyner Andresen, Nuno Judice).

Derniers recueils publiés:
Exercices, Editions “L’Arbre à Paroles”, Amay (Belgique), 2000.
Italiques (Edition bilingue), version d’Emilio Coco, I “Quaderni della Valle”, San Marco in Lamis, 2003. Réédité en ebook dans les Quaderni di Traduzioni de La Dimora del tempo sospeso
Fantaisies, Editions « L’Arbre à Paroles », Amay (Belgique), 2005.
Une colombe une autre, Editions des Vanneaux, 2006.
Éclats de vivre, Editions Bernard Dumerchez, 2006.
La maison sur les nuages, Recours au Poème Editeur, 2015.
Notes pour un fantôme suivi de Hétéroclites, N&B Editions, 2020.
La gloire des poussières, éditions Alcyone, 2020.

Charles Baudelaire

Baudelaire l’inquiéteur. Paris. Mairie du VI ème arrondissement. Salon du Vieux Colombier. 78 rue Bonaparte.

Du mercredi 15 septembre au samedi 16 octobre 2021. (Ouvert du lundi au vendredi de 10h30 à 17h. Jeudi jusqu’à 19h et le samedi de 10h à 12h)

Il y a deux cents ans, le 9 avril 1821, naissait Charles Baudelaire au 13 rue Hautefeuille, dans le VI ème arrondissement. Jean-Claude Vrain, libraire et collectionneur, amateur de Baudelaire, organise une exposition consacrée au poète à la Mairie du VI ème arrondissement.

On peut voir sur deux étages des manuscrits de poèmes des Fleurs du mal, des éditions originales, des lettres autographes, des portraits, des documents intimes qui illustrent la vie du poète, ses rapports avec les écrivains et les artistes de son époque. De nombreuses pièces n’ont jamais encore été présentées au public.

XI. Le guignon
Pour soulever un poids si lourd,
Sisyphe, il faudrait ton courage !
Bien qu’on ait du cœur à l’ouvrage,
L’Art est long et le Temps est court.

Loin des sépultures célèbres,
Vers un cimetière isolé,
Mon cœur, comme un tambour voilé,
Va battant des marches funèbres.

– Maint joyau dort enseveli
Dans les ténèbres et l’oubli,
Bien loin des pioches et des sondes ;

Mainte fleur épanche à regret
Son parfum doux comme un secret
Dans les solitudes profondes.

Les Fleurs du mal. Spleen et idéal .

Poème autographe, publié pour la première fois dans la Revue des Deux mondes en 1855.

Charles Baudelaire. Préface aux Histoires Extraordinaires de Edgar Allan Poe. 1856.
« Parmi l’énumération nombreuse des droits de l’homme que la sagesse du XIX ème siècle recommande si souvent et si complaisamment, deux assez importants ont été oubliés, qui sont le droit de se contredire et le droit de s’en aller. »

Charles Baudelaire traduit Edgar Allan Poe (1809-1849):

Histoires extraordinaires. Traduction publiée en 1856 par Michel Lévy. Nouvelles Histoires extraordinaires en 1857. Les Aventures d’Arthur Gordon Pym en 1858. Eureka en 1863. Histoires grotesques et sérieuses en 1965.

Il cède ses droits sur la traduction de Edgar Poe à Michel Lévy le 1 novembre 1863 pour 2000 francs. Cet éditeur devient propriétaire de l’oeuvre et Baudelaire touche alors “un éternel droit à un douzième du prix marqué.”

Me Raynal établit le 6 septembre 1867 le montant des biens que Baudelaire a laissés dans la chambre où il est mort à 93 francs le 31 août 1867. Ses dettes s’élèvent à 26 304, 35 francs.