Fernando Aramburu – Vicente Aleixandre

Fernando Aramburu, retratado en Hannover, donde reside.

Vicente Aleixandre (1898-1984) est un grand poète de la génération de 1927. Á cause de sa santé, il sortait peu de sa maison de Madrid (Velintonia, 3, aujourd’hui, Vicente Aleixandre), situé près de la Cité Universitaire. Il a obtenu le Prix Nobel de littérature en 1977. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (Velintonia 3) essaie depuis plus de 25 ans de sauver cet endroit de la destruction et de créer une Maison de la Poésie.

Fernando Aramburu, l’auteur de Patria (Tusquets 2016, publié en français sous le même titre chez Actes Sud en 2018, traduit par Claude Bleton),  a publié le 21 juin dernier un article dans le journal El País s’étonnant du peu d’intérêt de la mairie de Madrid et du gouvernement de la Communauté de protéger ce lieu hautement symbolique du la littérature espagnole du XX ème siècle.

El País, 21/06/2022

Casa rota (Fernando Aramburu)

A finales de los setenta, de paso por Madrid, tuve el propósito de presentarme en casa de Vicente Aleixandre, en Velintonia 3. La calle lleva hoy, por una decisión controvertida, su nombre. Sabido es que la casa fue durante muchos años lugar de reunión de poetas y que a ella acudían asimismo escritores noveles, deseosos de conocer en persona al maestro. Por los días de mi tentativa, Aleixandre ya había recibido el Premio Nobel de Literatura. Estaba el hombre muy solicitado y un problema grave de la vista, sobre el que me puso al corriente otro poeta, Rafael Morales, truncó la visita. Aleixandre murió un día invernal de 1984. Quedan sus obras para disfrute de quienes tengan la disposición sensible de activar una experiencia poética de primera magnitud. Y queda la casa entre cuyas paredes sonó alguna vez la voz de Federico García Lorca, de Miguel Hernández, de Luis Cernuda, de tantos otros que dejaron huella en la historia de la literatura española.

Hace unos años visité la casa. Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, me facilitó el acceso. Encontré paredes desconchadas, suelos levantados, cuartos vacíos, polvo y grietas. Sentí una mezcla de vergüenza y pena que ha ido derivando hacia la resignación conforme veo alejarse la posibilidad de convertir el sitio en una Casa de la Poesía, con indudable provecho cultural para los ciudadanos.

El asunto es arduo. Los herederos buscan su beneficio crematístico. Las sucesivas administraciones no han querido o podido costear una solución adecuada. El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado la casa como bien de interés patrimonial, y no de interés cultural, lo que supondría una protección mayor. No seré yo quien se sorprenda si el inigualable santuario de la poesía, hoy en venta, acaba convertido en una tasca.

Casa de Vicente Aleixandre. Madrid, Calle de Velintonia 3 (Julián Rojas).

Fernando Aramburu

Fernando Aramburu à Dresde.

Fernando Aramburu (Saint-Sébastien, 1959), le romancier à succès de Patria (Tusquets 2016, publié en français sous le même titre chez Actes Sud en 2018, traduit par Claude Bleton) après un livre très personnel Autorretrato sin mí (Tusquets, 2018), présente dans Vetas profundas (Tusquets, 2019) 40 poèmes de grands écrivains en langue espagnole. Il s’approche d’eux sans aucune ambition universitaire et nous montre ce qu’ils représentent pour lui. Aramburu s’exprime essentiellement en prose, mais quand il était jeune il a participé dans sa ville natale basque à la fondation du groupe CLOC de Arte y Desarte, qui a édité entre 1978 et 1981 une revue.
En début de semaine, j’ai trouvé un exemplaire de son livre chez Gibert. Los justos de Jorge Luis Borges est le premier poème qu’il analyse.

Los justos

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

La cifra, 1981.

Les justes

Un homme qui cultive son jardin, comme le voulait Voltaire.
Celui qui est reconnaissant que sur la terre il y ait de la musique.
Celui qui découvre avec plaisir une étymologie.
Deux employés qui dans un café du Sud jouent un silencieux jeu d’échecs.
Le céramiste qui prémédite une couleur et une forme.
Un typographe qui compose bien cette page, qui peut-être ne lui plaît pas.
Une femme et un homme qui lisent les tercets finaux d’un certain chant.
Celui qui caresse un animal endormi.
Celui qui justifie ou veut justifier un mal qu’on lui a fait.
Celui qui est reconnaissant que sur terre il y ait un Stevenson.
Celui qui préfère que les autres aient raison.
Ces personnes, qui s’ignorent, sont en train de sauver le monde.

Le Chiffre. Traduction de Claude Esteban.

Fernando Aramburu

Fernando Aramburu.

Après le succès de son roman Patria (750 000 exemplaires vendus, 29 éditions, traduit en plus de 10 langues, une série télévisée préparée par HBO España), Fernando Aramburu (Saint-Sébastien 1959), écrivain basque qui vit à Hanovre en Allemagne depuis plus de 30 ans,  a publié cette année un texte plus intime,  Autorretrato sin mí.  Aramburu, jeune, était poète. Il s’est écarté de la poésie, mais s’en rapproche par ce livre, composé de brefs et véritables poèmes en prose. C’est un livre sur la beauté, et particulièrement celle du castillan. Ce n’est pas un livre d’autofiction, mais c’est un livre de mémoires très humain, écrit avec ironie et pudeur. il rappelle l’enfant dans son quartier, la famille, la lecture, la découverte de la littérature,  les expériences, la femme, l’amour physique, le plaisir, la paternité, la solitude. Cet autoportrait sans moi est le portrait de chacun d’entre nous.

Le passage suivant se trouve pages 125 et 126.

La vida

Yo quisiera decir sencillamente esta mañana que me gusta la vida. Ni triste ni alegre, con un vaso vacío en la mano, tan sólo eso, aunque nadie me oiga, que estoy aquí tranquilo poniendo en orden las conchas que me salen del costado.

Digo, lo he dicho ya, lo diré mañana si amanece, con toda mi potente debilidad, que sí, que juzgo un hecho venturoso que haya nubes y libros y caras sonrientes, y que ahora mismo, desde el horno, se difunda por la casa el olor honrado del pan.

Me gusta la vida, qué se le va a hacer, desde la primera vez que la vi, cuando era chiquita, cuando ni puesta en pie me llegaba a la rodilla. Aquella vida gimiente y descalza que aún no conocía el óxido de los días acumulados. Aquella vida que todavía, de vez en cuando, levanta su pequeño sol en el recuerdo.

Y más tarde no digamos, joven y hermosa, pródiga en noches apasionadas, con aquella gracia incomparable que tenía al desvertirse en la luz modesta del cuarto de estudiante y cuando derramaba sus cabellos olorosos sobre mí antes de darse cálida y entera.

A veces mancha y duele la vida, y uno se retira en silencio a un rincón de su desgracia a esperar que la vida amaine y se enciendan de nuevo las horas azules del gozo. Y aún así, mira por dónde, me gusta la vida. Porque me tiene que gustar. Porque es lo único que hay y yo, a fuerza de vivir y compartir el aire con la gente, no sé qué otra cosa podría hacer sino sacarle gusto a la vida, a esta vida tantas veces malvada que te da un palazo por las buenas y se va.

Tusquets editores, 2018.