José Hierro 1922 – 2002

Hierro ilustrado (ed. centenario): Antología gráfica y poética de José Hierro. Nórdica Libros, 2022.

On a célébré l’année dernière le centenaire du poète espagnol José Hierro.
Il est né le 3 avril 1922 à Madrid, mais a passé son enfance et son adolescence à Santander. Il a toujours eu la passion de la mer et a gardé un lien très fort avec sa région d’origine, la Cantabrie. Il doit abandonner ses études au début de la Guerre Civile. Son père, Joaquín Hierro, fonctionnaire du télégraphe, républicain, est emprisonné par les franquistes de 1937 à 1941. Lui-même se retrouve en prison en 1939 pour avoir donné son appui à une organisation d’aide aux prisonniers politiques. Il est jugé deux fois et condamné à douze ans et un jour de réclusion. Il connaîtra les prisons de Madrid (Comendadoras, Torrijos, Porlier), Palencia, Santander, Segovia et Alcalá de Henares.
Son expérience poétique part de l’expérience extrême de l’après-guerre civile et de l’enfermement. Ses maîtres sont Lope de Vega, San Juan de la Cruz, Rubén Darío et Juan Ramón Jiménez. Il donnera le prénom de ce dernier à un de ses fils. Il a aussi beaucoup lu les poètes de la Génération de 1927 ainsi que Baudelaire, Mallarmé et Paul Valéry.
Á sa sortie de prison le premier janvier 1944, José Hierro occupe de nombreux emplois alimentaires. Il épouse en 1949 María de los Ángeles Torres (décédée le 17 juin 2020). Ils ont eu quatre enfants.
Il obtient en Espagne les plus importants prix littéraires :
1947 Prix Adonáis (Alegría).
1981 Prix Príncipe de Asturias de las Letras.
1995 Prix Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
1998 Prix Cervantès, le plus prestigieux de la littérature hispanique.
Il devient membre de la Real Academia Española en 1999.
Son recueil Cuaderno de Nueva York (Le Cahier de New York), publié en 1998 et qui regroupe trente trois poèmes, devient en Espagne un véritable best-seller.
Il meurt le 21 décembre 2002 dans un hôpital madrilène à l’âge de 80 ans d’une insuffisance respiratoire.
La critique espagnole lui rend un hommage unanime.
L’oeuvre de José Hierro est peu traduite en français.
1951 Poèmes. Pierre Seghers. Traduction Roger Noël-Mayer.
2014 Tout ce que je sais de moi. Circé. Traduction Emmanuel Le Vagueresse.
Je me souviens de l’avoir croisé à Madrid, Paseo de Recoletos, dans les années 1990-2000. Il marchait encore avec une grande vitalité et son visage buriné par le temps et les épreuves impressionnait.

José Hierro lisant ses poèmes.

On peut voir le documentaire de Marcos Hernández Bermejo et Juanma Jiménez Aguilar José Hierro, poeta de los vencidos (2023) programmé par RTVE ces jours derniers (Imprescindibles).

https://www.rtve.es/play/videos/imprescindibles/jose-hierro-poeta-vencidos/6845923/

Les deux derniers poèmes Cuaderno de Nueva York sont un vrai testament et un adieu à la vie.

En son de despedida

No vine sólo por decirte
(aunque también) que no volveré nunca,
y que nunca podré olvidarte.

Emprendo la tarea
(imposible, si es que algo hay imposible)
de racionalizar, interpretar, reconstruir y desandar
aquellas fábulas y hechizos
que gracias a ti fueron realidad.

Recupero los pasos iniciados a la orilla del río
y que desembocaban en “Kiss Bar” (aunque no estoy seguro
dónde estaba el principio y dónde el fin).

Estoy cansado, muy cansado.
Don Antonio Machado dijo hace más de medio siglo
“Soy viejo porque tengo más de sesenta años,
que es mucha edad para un español”.
(Sin comentarios).

He vivido días radiantes
gracias a ti. Entre mis dedos se escurrían
cristalinas las horas, agua pura. Benditas sean.
Fue un tercer grado carcelario:
regresas a la cárcel por la noche,
por el día ―espejismo― te sientes libre, libre, libre.
Nadie pudo, ni puede, ni podrá por los siglos de los siglos
arrebatarme tanta felicidad.

Yo no he venido ―te lo dije―
para decirte adiós. Sé que no me echarás de menos,
y eso que yo soñaba ser todo para ti
como tú lo eres todo para mí.
¡ay vanidad de vanidades y todo vanidad!

No te importuno más (ni siquiera sé si me escuchas).
Bebo el último whisky en el “Kiss Bar”,
la última margarita en “Santa Fe”,
rodeo luego la ciudad y su muralla de agua
en la que ya no queda nada que fue mío.
Desisto de adentrarme en su recinto,
no tengo fuerzas para celebrar
la melancólica liturgia de la separación.
Sólo deseo ya dormir, dormir,
tal vez soñar…

Cuaderno de Nueva York, 1998.

Vida

A Paula Romero

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito “¡Todo!”, y el eco dice “¡Nada!”
Grito “¡Nada!”, y el eco dice “¡Todo!”
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

Cuaderno de Nueva York, 1998.

Marina (José Hierro) 2001.

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