Une conversation souveraine (René Char – Alberto Giacometti)

Galerie Gallimard 30/32 Rue de l’Université 75007 Paris 01 49 54 42 30

RENÉ CHAR ET ALBERTO GIACOMETTI

“UNE CONVERSATION SOUVERAINE” EXPOSITION PROPOSÉE PAR MARIE-CLAUDE CHAR 21 MARS 2018 – 14 AVRIL 2018. Du mardi au samedi de 13h à 19h

Galerie Gallimard 30/32 Rue de l’Université 75007 Paris 01 49 54 42 30

RENÉ CHAR ET ALBERTO GIACOMETTI

UNE CONVERSATION SOUVERAINE” EXPOSITION PROPOSÉE PAR MARIE-CLAUDE CHAR 21 MARS 2018 – 14 AVRIL 2018. Du mardi au samedi de 13h à 19h

« TU AS TRAVERSÉ COMME UNE FLÈCHE SÛRE MES POÈMES.
J’EN SUIS TRÈS ÉMU. »
René Char à Alberto Giacometti, 26 septembre 1965

À l’occasion du trentième anniversaire de la mort de René Char, la Galerie Gallimard propose du 21 mars au 14 avril 2018 une exposition consacrée à l’auteur des Feuillets d’Hypnos.

Cette exposition se présente en deux parties : l’une consacrée à la collaboration de René Char avec son ami Alberto Giacometti, notamment pour les éditions bibliophiliques du Visage nuptial et de Retour Amont (à paraître en « Poésie/Gallimard ») ; l’autre, à la parution en 1948, il y a soixante-dix ans, du grand recueil de René Char, Fureur et mystère.

Éditions de luxe, estampes, documents originaux rares ou inédits seront ainsi présentés en hommage au poète.

Aphorismes sur bois enluminés 1956-58 Collection particulière.

 

Aún aprendo (Francisco de Goya)

Aún aprendo ( Álbum G, 54)
Hacia 1826. Lápiz negro, Lápiz litográfico sobre papel verjurado, agrisado, 192 x 145 mm.

“Quizá sea este dibujo del Álbum de Burdeos titulado Aún aprendo, el que mejor sintetiza el espíritu de Goya en esos postreros años de su vida, realizado hacia 1825-28. De hecho, se ha convertido en una referencia recurrente en la historiografía de Goya, que ha querido ver en él un autorretrato simbólico en el que se expresa la voluntad inquebrantable de desarrollo personal que le llevó a continuar materializando sus nuevas ocurrencias en variados soportes. Si en ocasiones anteriores los viejos que aparecían en sus obras mostraban una visión negativa del paso del tiempo, en este dibujo se puede apreciar un significativo cambio de perspectiva, subrayado por el elocuente título de raíz clásica, acorde con el optimismo recobrado en Burdeos por Goya. Sin embargo, Laurent Matheron, en su romántica biografía del pintor publicada en 1858, recoge una anécdota que induce a considerar este dibujo, como ocurre con el resto de su producción, desde una óptica más melancólica. Narraba Matheron que, a poco de llegar el pintor a Burdeos, le fue ya imposible salir sin la ayuda de su joven compatriota Brugada. Apoyándose en su brazo y por los sitios menos frecuentados probaba a marchar solo, pero eran inútiles sus esfuerzos; las piernas no le sostenían. Entonces exclamaba montando en cólera: -¡Qué humillación! ¡A los ochenta años me pasean como a un niño; es necesario que aprenda a andar!-. Buena parte de las interpretaciones del dibujo que aquí comentamos vienen condicionadas por los referentes visuales que Goya pudo haber conocido y utilizado. Según estos planteamientos, Goya habría sido un artista de extraordinaria cultura visual y literaria, conocedor de los clásicos latinos a través de las traducciones y de las fuentes emblemáticas del Renacimiento presentes en numerosos libros y estampas, que le habrían servido de punto de partida para elaborar este dibujo. El título todavía aprendo tiene su origen en la sentencia utilizada por Platón y Plutarco: anchora imparo; mientras que la imagen de un viejo apoyado en dos bastones se ha relacionado con la estampa también llamada Anchora imparo grabada en 1536 por Girolamo Fagiuoli, en la que se representa a un anciano en el andador de un niño. En la primera mitad del siglo XVI era un lugar común representar a Cronos como a un anciano barbado, provisto de una túnica y apoyado en dos bastones con los que camina trabajosamente, tal y como aparece en una estampa de Marcantonio Raimondi (h. 1470/82-1527/34). Más cercana en el tiempo está la estampa de William Blake (1757-1827) que ilustraba el libro de Henry Fuseli Lectures on Painting, que Goya pudo conocer, y con la que Aún aprendo presenta ciertas similitudes formales. En ella se muestra a M. Angelo Bonarotti apoyado en un bastón, mirando penetrantemente al espectador, ante un fondo oscuro en el que se vislumbra el Coliseo de Roma. El lema de esta estampa es asimismo Ancora imparo, también aplicado al polifacético artista del Renacimiento en su biografía. En el dibujo Goya nos expresa en primer lugar la soledad del hombre en el tránsito de la vida, pero también el camino de la oscuridad hacia la luz, soberbiamente representada la primera con intensos trazos de lápiz litográfico sutilmente matizados con unas leves líneas oblicuas del rascador, apenas perceptibles, mientras que la luz se muestra con la propia blancura del papel. El inestable paso adelante, solo posibilitado por el sustento que le aportan los dos bastones que sujeta con unas manos, cuya cuidadosa representación permite apreciar la inflamación de las articulaciones producida por la artrosis, ayuda a expresar la fragilidad del anciano que necesita aprender de nuevo a caminar pese a la edad, del mismo modo que el niño ha de hacerlo en su infancia. El venerable rostro, circunscrito en una cabellera y una barba encrespadas y abundantes, muestra una mirada que, como en tantas obras de Goya, alberga el sentido final del dibujo. Los ojos cansados dejan entrever unas pupilas que, lejos de mirar al frente, lo hacen hacia un lado de modo melancólico. Se produce así una tensión entre el rumbo de sus pasos y su mirada lateral que, si queremos comprender el dibujo en clave de autorrepresentación, expresaría esa tensión entre las carencias de la vejez y la voluntad de continuar avanzando” (Texto extractado de Matilla, J. M.: “Aun aprendo“, en Matilla, J. M., Mena Marqués, M.: Goya: Luces y Sombras, 2012, pp. 314-317, n. 95).

Antonio Machado

Baeza, Calle de san Pablo. Estatua de Antonio Machado. 2008.

La saeta

¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Saeta popular.

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos
siempre por desenclavar!

¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.!

¡Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores!

¡Oh, no eres tú mi cantar
¡No puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en el mar!

Campos de Castilla, 1912.

CXXX. La saeta

Qui me prête une échelle
pour aller sur la croix,
enlever les clous
de Jésus le Nazaréen ?
Saeta populaire.

Oh ! La saeta le couplet
au Christ des gitans,
avec toujours aux mains du sang,
et toujours sur sa croix cloué !

Oh! chanson du peuple andalou,
qui à chaque printemps,
demande des échelles
pour monter à la croix !

Chant de ma terre,
jetant des fleurs
au Christ de l’agonie,
qui est la foi de mes ancêtres !

Tu n’es pas le chant de mon coeur !
Je ne veux ni ne peux
chanter ce Christ en croix
mais celui qui marchait sur la mer.

Champs de Castille, Solitudes, Galeries et autres poèmes et Poésies de la guerre. Traduction Sylvie Léger et Bernard Sesé. Paris, NRF Poésie Gallimard n°144 1981.

Cristo crucificado (Diego Velázquez) 1632 Madrid. Museo del Prado.

Joan Manuel Serrat, 1974.

https://www.youtube.com/watch?v=bRgOX70qYh8

Henri Michaux-Continuum

Les Masques du vide (Henri Michaux) 1942

Des oeuvres intéressantes à voir  à la galerie Thessa Herold, 7 rue de Thorigny, Paris, 3 ème jusqu’au 21 Avril .  Elles vont des années 30 jusqu’aux années 80

« Plus tard, les signes, certains signes. Les signes me disent quelque chose. J’en ferais bien, mais un signe, c’est aussi un signal d’arrêt. Or en ce temps je garde un autre désir, un par-dessus tous les autres. Je voudrais un continuum. Un continuum comme un murmure, qui ne finit pas, semblable à la vie, qui est ce qui nous continue, plus important que toute qualité.

Impossible de dessiner comme si ce continuum n’existait pas. C’est lui qu’il faut rendre.

Echecs. Echecs. Essais. Echecs. »

(Henri Michaux, Emergences. Résurgences. Genève, Skira, Les Sentiers de la création, 1972.)

“Un jour, j’arracherai l’ancre qui tient mon navire loin des mers. (…) Etre rien et rien que rien (…). vidé de l’abcès d’être quelqu’un, je boirai à nouveau l’espace nourricier. (…) Perdu en un endroit lointan (ou même pas) sans nom, sans identité.”

(Peintures, GLM,  1939)

Henri Michaux

MA VIE (Henri Michaux)

Tu t’en vas sans moi, ma vie.
Tu roules.
Et moi j’attends encore de faire un pas.
Tu portes ailleurs la bataille.
Tu me désertes ainsi.
Je ne t’ai jamais suivie.

Je ne vois pas clair dans tes offres.
Le petit peu que je veux, jamais tu ne l’apportes.
A cause de ce manque, j’aspire à tant.
A tant de choses, à presque l’infini…
A cause de ce peu qui manque, que jamais tu
n’apportes.

1932

Henri Michaux “La Nuit Remue” Gallimard 1935

Je me souviens aussi de ma lecture d’ Ecuador en 2015, ce récit de voyage écrit par Henri Michaux, après un voyage de l´auteur, malade, à travers les Andes, l’Équateur, et le Brésil et publié en 1929. Il était accompagné par son ami, le grand poète écuatorien, Alfredo Gangotena (1904-1944).

Alfredo Gangotena.

Capilla de San José. Toledo.

Capilla de San José. Toledo.

Je suis allé très souvent à Tolède. Je n’ai jamais pu visiter la Chapelle de San José. Il s’agit d’une chapelle privée que l’on pouvait visiter en 2014 pour le quatrième centenaire de la mort de El Greco. La Maire socialiste  de Tolède, Milagros Tolón, a obtenu en 2015 du propriétaire actuel, le Marquis de Eslava,  l’ouverture de la Chapelle le second mardi de chaque mois. Elle est située au numéro 5 de la rue Núñez de Arce.

La chapelle fut fondée par le riche marchand de Tolède,  Martín Ramírez, décédé en 1569. Il s’agissait alors d’ établir le couvent des Carmélites déchaussées que sainte Thérèse souhaitait fonder à Tolède. La sainte se déplaça jusqu’à cette ville, mais le projet ne put aboutir. Néanmoins, les héritiers firent construire cette chapelle en honneur de saint Joseph que sainte Thérèse vénérait particulièrement. Ce sera la première église ou chapelle dédiée à ce saint dans toute la chrétienté. La construction (1588-1596), de style Renaissance,  fut l’oeuvre de Nicolás de Vergara (1540-1606). La décoration intérieure fut commandée à El Greco en 1597. C’était donc seulement un oratoire familial.

Les deux tableaux du Greco des autels latéraux – San Martín y el mendigo et La Virgen con el Niño, santa Inés y santa Martina – ont été vendus en 1907 par  le propriétaire, le comte de Guendulain à un antiquaire français qui les a cédés à un collectionneur américain. Les deux tableaux se trouvent aujourd’hui  à la National Gallery de Washington. Ils sont remplacés à Tolède par de piètres copies. Plus de vingt oeuvres de El Greco sortirent ainsi d’Espagne entre 1902 et 1909. Un véritable pillage. Ni l’Etat, ni l’Eglise espagnole ni la ville de Tolède ne réagirent  le moins du monde.

L’autel central avec ses peintures, ses colonnes cannelées et ses statues de rois et de papes, offre un magnifique exemple du Greco comme « artiste total ». C’est un long crescendo lumineux  jusqu’au Couronnement de la Vierge, éclairé par la lumière naturelle provenant d’une baie. Les figures de saint Joseph et du Christ enfant se découpent sur un fond où l’on reconnaît la ville de Tolède.  Il s’agit d’ un  chef-d’œuvre majeur du peintre espagnol,  d’origine crétoise.

Tintoret Naissance d’un génie

A l’occasion du 500e anniversaire de la naissance du Tintoret, le Musée du Luxembourg célèbre un des peintres essentiels de la Renaissance vénitienne et un des plus audacieux. Ses rivaux étaient Titien (1488-1576) et Véronèse (1528-1588).

Jacopo Robusti, dit Tintoretto (en français le Tintoret) est né le 29 avril 1518 à Venise. Il est mort le 31 mai 1594. Il doit son surnom («petit teinturier») à son père, Battista Robusti, qui travaillait dans une teinturerie (tintorìa en italien) et à sa petite stature. Il ne quittera Venise qu’une fois en septembre 1580.

L’exposition se concentre sur les quinze premières années de sa carrière. Ce fut une période décisive pour lui. On suit les débuts d’un jeune homme ambitieux, pétri de tradition vénitienne mais ouvert aux différentes nouveautés venues du reste de l’Italie. Il est décidé à renouveler la peinture dans la Venise cosmopolite du XVI ème siècle. Peinture religieuse ou profane, décor de plafond ou petit tableau rapidement exécuté, portrait de personnalité ou d’ami proche, dessin ou esquisse… Il peut tout faire. A moins de 20 ans, c’est un maître indépendant qui possède son propre atelier. Les œuvres exposées montrent la diversité du travail du Tintoret et sa volonté de frapper les spectateurs par son audace. L’exposition retrace bien l’ascension sociale d’un homme d’extraction modeste qui, grâce à son talent, parvient à s’élever dans la société, à s’imposer et à se faire un nom.

Le Tintoret cherche à unir la couleur du Titien et le dessin de Michel-Ange. La salle n° 6 s’intitule «Observer la sculpture». Le Tintoret représente le trait d’union entre le monde idéal de la Renaissance et l’extravagance de la peinture baroque. Le travail qu’il a fait à la Scuola Grande di San Rocco en est l’exemple le plus marquant.

J’ai toujours préféré Le Titien au Tintoret, mais j’ai trouvé ce parcours vraiment riche et intéressant. Les portraits du Tintoret montrés ici valent ceux du Titien et l’originalité de beaucoup de ses tableaux est remarquable. La troisième salle qui s’intitule “Capter les regards” est remarquable.

Néanmoins, je dois signaler que le prix des expositions au Musée du Luxembourg, géré par le Sénat, m’a toujours paru excessif.

Rencontrez Tintoret, le génie vénitien. Réunion des Musées Nationaux – Grand Palais Rmn.

https://www.dailymotion.com/video/x6ehqt5

Dada 1: Dada Africa

Motifs abstraits: Masques (Sophie Taeuber-Arp) 1917

Grande actualité Dada cette année aussi dans le prolongement du centenaire de ce mouvement.

Au Musée de l’Orangerie (Paris) «Dada Africa, sources et influences extra-occidentales» du 18 octobre 2017 au19 février 2018.

Après «Qui a peur des femmes photographes?», «Apollinaire, le regard du poète», et «La peinture américaine des années 1930», nous y avons vu une autre belle exposition sur un sujet méconnu. Le musée de l’Orangerie est né de la collection du marchand d’art Paul Guillaume. C’était un grand marchand d’art africain. Il a joué un rôle de premier plan dans la confrontation entre art moderne et arts premiers.

Dada fut un mouvement artistique subversif mais divers. Il naît à Zürich pendant la Guerre de 14-18 et se déploie ensuite à Berlin, Paris, New York… Par leurs œuvres nouvelles – poésie sonore, danse, collages, performance –, les artistes dadaïstes interrogent la société occidentale aux prises avec la Grande Guerre, et s’approprient les formes culturelles et artistiques de cultures non occidentales (Afrique, Océanie, Amérique). Gauguin, Picasso et les artistes de Die Brücke avaient fait de même.

Le Musée de l’Orangerie a proposé une exposition sur ces échanges en confrontant œuvres africaines, amérindiennes et asiatiques et celles, dadaïstes, de Hannah Höch, Jean Arp, Sophie Taeuber-Arp, Marcel Janco, Hugo Ball, Tristan Tzara, Raoul Hausmann, Man Ray, Francis Picabia…

Diversité, inventivité et radicalité des productions Dada – textiles, graphisme, affiches, assemblages, reliefs en bois, poupées et marionnettes – face à la beauté étrange et la rareté d’œuvres non occidentales…

Une place particulière a été donnée à Hannah Höch (1889-1978), une des compagnes de Raoul Hausmann (1886-1971). Elle a réussi à préserver une partie des archives du dadaïsme de la destruction nazie. Il faut noter que la critique de la guerre et du bellicisme fut davantage le fait des artistes allemands (Grosz, Heartfield, Hausmann) que des français. «Nous cherchions un art élémentaire qui devait, pensions-nous, sauver les hommes de la folie furieuse de ces temps», déclarait Hans (Jean) Arp en 1940.

Hannah Höch

Jean Fautrier Matière et Lumière

Du 26 janvier au 20 mai 2018, le Musée d’Art moderne de la Ville de Paris rend hommage à Jean Fautrier (1898-1964), à travers une grande rétrospective.

Exposition vue mardi 6 février avec mes amis de toujours E. et P.

Biographie
Jean Fautrier est né à Paris en 1898. A la mort de son père, il part à Londres avec sa mère d’origine irlandaise.  Il fera ses études d’art à la Royal Academy of Arts de Londres à partir de 1912. Il est mobilisé dans l’armée française et est gazé.  Il revient à Paris en 1920. Influencé par la peinture expressionniste, il peint alors des tableaux de facture réaliste. Jean Fautrier peint et dessine des portraits, des nus, des bêtes écorchées. Sa première exposition personnelle sera organisée en 1924. Il intéresse des galeristes connus comme Jeanne Castel, Paul Guillaume et Léopold Zborowski.

Dès 1925, Jean Fautrier devient le véritable précurseur de l’art informel (Jean Dubuffet 1901-1985, Wols 1913-1951). Il traverse une période de recherche qu’il qualifiera de « saison en enfer » et réalise une œuvre lyrique, des séries de paysages, de nus noirs dont Jean Paulhan dira qu’ils sont « plus nus que nature ».

Ses quelques succès en peinture ne lui suffisent pas. La crise l’oblige à devenir moniteur de ski à Tignes. En 1934, il crée la une boite de jazz dont il gardera la gestion jusqu’en 1939. De temps en temps, il continue cependant de peindre.

il noue des liens d’amitié avec André Malraux,  Francis Ponge, Paul Eluard, Georges Bataille, Jean Paulhan et André Dubuffet.

Pendant la seconde guerre mondiale, Jean Fautrier revient à Paris. Il se cache à partir de 1943 et habite la maison de Chateaubriand dans la Vallée aux Loups. Il entreprend une série de collages matiéristes, de dessins peints à l’huile sur papier. Ces travaux constituent « Otages » et « Massacres », un ensemble de portraits où l’artiste se veut témoin de la mémoire des victimes. L’historien d’art Michel Ragon les décrit ainsi: ” Chaque tableau était peint de la même manière. Sur un fond vert d’eau, une flaque de blanc épais s’étalait. Un coup de pinceau indiquait la forme du visage. Et c’était tout.” Il renoue avec le succès à partir de son exposition d’ octobre-novembre 1945 à la galerie de René Drouin, place Vendôme à Paris.

Dans les années 50, il reprend des séries de paysages sombres, de sanguines, de sculptures, de lithographies et de gravures. L’artiste,  solitaire, à la marge, travaille ses oeuvres comme une chair vivante. Il reçoit le grand prix de la Biennale de Venise en 1960.

Jean Fautrier meurt en 1964 à Châtenay-Malabry (France).

La peinture de Fautrier repose sur la matière, souvenir du sujet et réalité.

cf. Jean Paulhan “Fautrier l’enragé” (Gallimard, 1962)

Le poète Francis Ponge, un de ses grands admirateurs, écrivait à son propos : « Chacun de ses tableaux s’ajoute à la réalité avec vivacité, résolution, naturel. »

«Cela tient du pétale de rose et de la tartine de camembert»

“Le fusillé remplacé le crucifié. L’homme anonyme remplace le Christ des tableaux.”

Les Otages de Jean Fautrier (4 février 1962). Le peintre est interviewé par l’historien d’art et écrivain Michel Ragon.

https://fresques.ina.fr/jalons/fiche-media/InaEdu06407/les-otages-de-jean-fautrier.html